Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 19 de mayo de 2017

De la nota de ayer de Horacio González

Ayer en Página 12 salió una nota de Horacio González en la que caracteriza al macrismo y después se pone a dialogar con un personaje imaginario, llamado Mordisquito, que retoma de Enrique Santos Discépolo. ¿Con qué personas en concreto discute González, o sea, a quiénes alude con esa tipificación? ¿Habla de alguien en particular? Yo no lo entiendo. Sé que habla de gente de la clase alta, pero pienso que debiera decir de frente a quiénes se refiere. Es lo que corresponde a un debate entre humanos. El modo provocativo del relacionamiento peronista les va a seguir trayendo problemas, porque es sociopático, dificulta el establecimiento de relaciones gratas, al que los peronistas necesitan para convivir más o menos bien y al que necesitarán para concordar sus políticas con las otras fuerzas democráticas. En algún momento puede que les dé la fuerza para imponerse sin ayuda de la socialdemocracia, del ecologismo, del socialismo, e incluso del populismo conservador, y demás, pero van a necesitar ayuda, y más si aspiran a concretar cosas más importantes, como la reforma constitucional o las nacionalizaciones que están en su programa de gobierno, así que tendrán que pensar en cómo relacionarse de buena manera con las personas diferentes a ustedes, y lo mismo, pero de distinta manera, vale para su relación con la oligarquía, porque la ofensividad es mala, por lo que tiene malas consecuencias. Relacionarse bien no quiere decir someterse, ni callarse la boca o refrenar la crítica, u obedecer mansamente cuando no cabe, ni otras cosas así, sino que implica reconocer que las otras personas somos seres humanos igual que ustedes, que tenemos nuestros problemas y que padecemos también la violencia histórica, y también exige que los reclamos sean justos, o sea, que le busquen una solución verdadera a las injusticias históricas, porque la agresividad no lo es, y les impedirá atender a los pobres, porque con malos tratos el espacio democrático se fractura y decae. Tendrán que optar entre sus objetivos políticos y el maltrato interpersonal, lo que no es fácil por la opresión histórica, pero tendrán que hacerlo porque el segundo le resta empuje a los primeros. De igual modo, tendrán que aprender a tolerar las críticas, porque el peronismo no es perfecto, y entonces hace mal algunas cosas, y hasta muy mal a veces, a cuyas críticas deben atender para corregirlo, incluso si las críticas vienen de la clase media, a la que tanto vapulearon, aunque muchos peronistas pertenecieran a ella, y hasta a las de la oligarquía, cuando los oligarcas tienen razón. Para eso tendrán que analizar las críticas, y extraerles las verdades, porque las críticas también contienen fallas. La oligarquía no se equivoca siempre, aunque muchas veces sí lo hizo, y el tema no debe ser el de responderle agresivamente, sino el de deponerla lo mejor posible, lo que implica darle un trato justo.

¡Ah!, y la política y la economía hacen a la calidad de la vida humana, porque son prácticas relativas al ordenamiento social de nuestra especie.

Por último, dar mordiscos chicos es necesario para masticar bien, lo que incide en la digestión posterior. La masticación es parte de la digestión, por lo que vetar la mordisqueada fina mediante la agresión implica perjudicar a la salud, cosa que hace que ese veto sea rechazable. Es lógico que a la gente la desprecien aquellos a cuya salud perjudicaron, por lo cual, para hacerse querer, González debiera tratar bien a quienes trató mal, incluso aunque los demás no hubieran hecho lo mismo, pero en ese caso el buen trato debiera ser crítico, o reprensivo, u ordenativo, o algo así.