Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 24 de mayo de 2017

¿Qué hacer con la corrupción capitalista asociada al gobierno?

Hay que partir de reconocer el retraso internacional. Para los grupos socialistas, que son minorías en las naciones, concentradas entre el asalariado medio y alto, y en particular en las universidades, aunque el socialismo también tiene arraigo en las clases inferiores, es difícil entender aún el nivel de retraso internacional dado por la religiosidad, que se explaya entre las masas y la capitalesía, aparejándoles, en parte, su mala conducta, que es ingrata hasta para sí mismos, ya que ser capitalista es ingrato, y ser sometido también lo es, pero hasta ahora ni los sometidos hicieron lo suficiente para dejar de serlo, sino que hasta fueron defensores del sistema vigente, ni los capitalistas aceptaron ser unos desgraciados, condición indispensable para que corrijan su mal comportamiento. Entender porqué esto es así es un tema importante para la psicología social, para la sociología y para la historiografía, entre las otras ciencias, ya que la práctica humana les concierne a todas. Por otro lado, el socialismo tiene que tener una política gubernativa, pero en el marco de naciones religiosas con gobiernos representativos se le dificulta ganar las elecciones, y cuando lo hizo fue sometido por el constitucionalismo y las presiones capitalistas, o sea que la aspiración socialista no puede ser concretada a corto plazo, porque requiere de una maduración internacional de larga duración. Entonces, ¿cómo abordar la corrupción gubernamental ligada a los negocios del estado con los grandes capitalistas, ya que sin aliarse con los partidos religiosos, que son proclives a asociarse con las grandes empresas, no se puede ganar las elecciones? En primer lugar habría que restarle importancia a la corrupción y hacer una crítica de las masas: si ellas no se manifiestan lo debido para paliarla menos podemos hacer los socialistas, que somos pocos. En segundo lugar, hay que atender prioritariamente a la calidad de vida de las masas, por lo que, si éstas no tienen interés en que gobierne el socialismo, es preferible apoyar a las opciones progresistas religiosas, aunque sean corruptas, pero entonces el apoyo tiene que sostener la crítica a su modelo de desarrollo y a su corruptividad: sería un apoyo al democratismo progresista retrasado forzado por la correlación de las fuerzas sociales. Es necesario sondear el interés político de las masas para a partir de ahí impulsar la progresividad, y señalando las críticas que haya que señalar, tanto al gobierno como a la capitalesía, a las masas y al eclesiado. En conclusión, a la corrupción gubernamental del progresismo retrasado hay que soportarla críticamente, para bien de las masas, para alivianar la lucha y para preparar la superación histórica, que debe ser aceptada por las mayorías nacionales para concretarse. Mientras tanto, las fuerzas democráticas religiosas tendrán que aceptar que desde el socialismo se les delate a los corruptos y se intente que se los reprenda judicialmente, ya que el socialismo es justiciero, y deberán adoptar modelos de gobierno menos proclives a la corruptividad. Algo análogo debe hacerse con la corrupción de los gobiernos socialistas: una crítica positiva y con perspectiva histórica, y más aún con la maldad capitalista e idealista, tanto la religiosa como la atea, sea legal o no.

Los anarquistas entienden mejor que el resto del socialismo a la cuestión religiosa, por su tradición anticlerical, que fue reforzada por la obra de Foucault, que, con los defectos graves que tiene, por su aristocratismo y su crueldad, enfatizó en la crítica al pietismo, en línea con el planteo de Sade y el de Nietzsche, que también cometieron grandes maldades: Sade fue torturador, habría que confirmar si no le gustaba darles latigazos a unas prostitutas, ya que supe ese rumor sobre él, por lo que a uno de los tipos de tortura se le llama sadismo, y Nietzsche apoyó a la aristocracia en contra de las reivindicaciones democráticas, digo eso por lo menos, y sin haber estudiado mucho a la cuestión. Foucault, asimismo, también fue sadomasoquista, y le dio impulso a toda esa serie de análisis posmodernos que, aún con los aciertos que tengan, son fraudulentos. En conjunto hacen a la defraudación teórica vigente, pero hay que juzgarlos bien, porque también tuvieron sus razones, así como el marxismo tuvo fallas terribles. El tema de la religión, que hubo sido tratado por Marx mediante comentarios e insinuaciones, también fue explicitado en algunas notas de Gramsci, pero el marxismo enfocó más en la política y la economía, antes que buscar una síntesis en la cultura. Me basé en ellos, y son los que conozco, parcialmente. Hay muchos más autores que abordaron la cuestión.


Anexo

Nietzsche se puso en contra de la comuna de París en la carta a von Gersdorff, del 21 de junio de 1871.