Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 10 de marzo de 2021

La alta burguesía como clase enferma

 La burguesía más alta, a la que la izquierda le suele decir "burguesía" a secas, la clase más partidaria de la captura, padece de una híperpropietarización muy desarrollada, lo que la trastorna para mal. El manejo de tantas propiedades, la superioridad social extrema y la privatización exacerbada, entre otros temas, le impactan para mal en la salud. Es una clase que tendrá que aprender que, para ser bien feliz, se debe socializar bien su propiedad excedente, pero además la sociedad tendrá que honrar su producción, porque de otro modo el modelo fracasaría. La producción tiene relación directa con la teología, porque la teología determina al discurso, aunque de forma relativa y algo recíproca. También pasa que una parte pequeña del empresariado más enriquecido no vive en las ciudades grandes, hayan sido fortificadas o no, sino en sus alrededores, pero sí goza de las técnicas y productos desplegados a partir de la fortificación de las urbes germanas medievales, que tuvo correlatos civiles en su época por fuera de Germania y tiene antecedentes antiguos, y que se perfeccionaron muchísimo desde la revolución industrial hasta ahora, además de expandirse su modelo por todo el mundo.

 La desigualdad en clases sociales enferma a toda la sociedad, no sólo a la clase baja ni a la media, y responde a la falsedad conceptual, porque a la apropiación se la guía con las ideas, que son tanto cosas como propiedades. Entonces, hace falta legislar bien la apropiación, en particular la del capital sobrante, pero para eso hay que concebir bien la realidad.

 La pluscapitalesía, es decir, la clase más capitalizada, padece de mucha sobrealtura social, con su consecuente privatización extrema, por lo que no puede entablar relaciones fraternas con muchos hombres, tanto mujeres como varones e intergéneros, lo que es una enfermedad sociológica, y además padece el terrorismo religioso -que es cuando los mitos clericales asustan mucho-, las reprensiones mal medidas a las faltas, la competencia económica, la lucha de clases, la crisis marital, los fracasos en la crianza de los hijos directos y la puja política internacional, entre otros temas, como la insatisfacción sexual, los disgustos y rencores de las amistades y la pena y las peleas amatorias, o sea, que tiene una vida ardua de mantener, pero expropiarla mal sería un crimen histórico, de consecuencias graves para la liberación humana, por lo cual hay que definir bien el modo de la expropiación, para lo que hace falta buena lógica y teología verdadera, en particular para el proletariado, porque, como el proletariado es el sujeto principal de la revolución socialista, y se politiza según sus ideas, las que tenga sobre el origen del universo influirán en las políticas, pero además porque, si el proletariado cuestionara mucho a la teología vigente, eso repercutiría en la clase alta, forzándola a rever sus principios religiosos, que tienen muchas derivaciones en materia moral y de los derechos civiles por su incidencia en la ley y en la razón.