La expropiación legal no cuenta con mucho apoyo ni siquiera entre los pobres, que a veces hasta apelan más al robo, pero es la única forma de resolver bien la desigualdad social. Como se advierte poco lo criminal del modo de acumulación del capitalismo vigente, se reclama poco por el socialismo. La salida requiere que la sociedad asuma que la acumulación que hizo es perniciosa, incluso para sus supuestos beneficiarios -que padecen tanto la pobreza ajena como el sobrenriquecimiento propio-, y que entonces se la reordene como corresponde. ¡Vergüenza da la humanidad, que pudiendo vivir bien vive mal!