Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 1 de marzo de 2021

Seudomonoteísmo y seudomonogamia, un solo corazón...

 Así como el pretendido monoteísmo vigente en verdad no es un monoteísmo, porque acepta la existencia de más de una entidad divina, como la del diablo y los ángeles, que no son el dios principal pero sí coexisten con él en la figuración, la monogamia es aparente, por un lado porque oculta los enamoramientos externos al de las parejas bimembres reconocidas como tales, y por otro porque se la transgrede en secreto. Entonces, la matrimonialidad perfecta requiere de la teología suficiente, así como del buen orden económico, que también es influido por la teología. Así como la economía influye en toda la sociedad, también lo hace la teología, como la política y las demás instancias, pero cada cual lo hace de una manera particular. Las relaciones maritales dependen mucho de la economía porque la economía demanda muchas tareas diarias, que ocupan mucho del tiempo despierto y mucha energía, así como tiene tantas consecuencias en la salud social e individual, pero también están atravesadas por el mismo fetichismo que hace a los precios y que se vincula con la adhesión y cumplimiento de la fidelidad conyugal, lo cual fuerza a definirla bien. ¿Qué fidelidad conyugal debiera haber? Lo cierto es que esta fidelidad, como es una fidelidad, depende de la fe social, por lo que se hace necesario evaluar bien la fe de la sociedad. Para que funcionen bien las relaciones amatorias tiene que andar bien tanto la fe como la economía, así que cada cual necesita cambios, y eso entre otras cuestiones. La violencia doméstica también depende mucho de la economía y de la religión, porque la primera determina el uso de mucho del tiempo diurno y la segunda la manera en que las personas se estiman a sí mismas e interpretan sus percances. El quiebre económico incide mucho en la masificación de los femicidios y las peleas familiares, así como en el alcoholismo y las otras aficiones a las drogas, peor aún porque se les entiende en términos de mística falsa, es decir, que los primeros se hacen y la segundas se ordenan mal no sólo por la falta de bienes y la opresión patronal sino también por la comprensión errada de la realidad y el verdugueo cotidiano, que hacen a la pobreza social por lo que apenan, esto entre otras cosas. El tema es que la humanidad no puede resolver bien su fracaso si no adopta una concepción del mundo que sea lo suficientemente verdadera. Para producir bien, en total, tiene que ser muy verdadera, y aún así podría fallar, ya que la verdad, aunque fuera mucha, podría no alcanzar, por una perversión más sofisticada, pero, en general, la verdad suficiente es buena. En conclusión, que para la buena felicidad, social e individual, hace falta un teísmo impecable, porque los hombres existen en sociedad y se comportan de acuerdo a lo que les parece que debe ser.