Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 16 de junio de 2016

El fanatismo y el idealismo moderado

Ahora con los atentados del islamismo extremista resurge el debate sobre el fanatismo fideista, al que el cristianismo sostuvo durante el período de los conflictos religiosos, concluido con la Paz de Westfalia en 1648, a partir de la cual las distintas corrientes cristianas dejaron de matarse entre sí y adoptaron una postura tolerante, no exenta de conflictos pero moderados, repercutiendo eso en una agresividad generalizada pero no guerrera. Otros casos de extremismos idealistas fueron el del nazismo y el de la guerra fría, ya que los soviéticos podrían haber optado por una búsqueda pacífica del socialismo, que tampoco habría estado exenta de agresividad pero la habría reducido. En el caso del nazismo, la nación se fanatizó siguiendo a los mitos germánicos, en gran medida por la crisis económica derivada de las condiciones aberrantes para Alemania del armisticio de la primera guerra mundial.

Los religiosos moderados acusan al extremismo islámico, y a los otros fanatismos, y hacen bien al intentar ordenarlos, pero su posición es hipócrita porque no reconoce que el pietismo fanático es una versión radicalizada del moderado, por lo cual el moderado, que es masivo, es causa del fanático, ya que éste es una versión derivada de aquél: si no hubiera el moderado tampoco habría el extremista. La humanidad tendrá pendiente esta cuestión hasta que la haya enfrentado exitosamente, y lo mismo nos pasa con el idealismo ateo.