Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 9 de junio de 2016

Pensamiento sobre el clasismo social humano, con una disgresión sobre el racismo

Primero aclaro que el comúnmente llamado clasismo en las ciencias sociales no es cualquier clasismo, sino uno social, y además es humano, ya que las otras especies de seres vivos también se organizan en clases sociales, pero en esos casos habría que averiguar si las diferenciaciones no se establecen de acuerdo a las características fisiológicas y a las funciones sociales que se les corresponden. En la humanidad es claro que las clases sociales no se diferencian según características biológicas sino de acuerdo a relaciones de hecho, cuyos determinantes son los que son, entre ellos los biológicos.

En segundo lugar, con el clasismo pasa igual que con el racismo: que según cómo se lo entienda puede ser malo o no. El racismo puede llegar a ser la comprensión de los grupos humanos de acuerdo a sus características físicas, las razas, que variaron históricamente y que hoy en día están mestizadas en general, siendo difícil, sino imposible, encontrarlas en estado puro, y también es verdad que esos supuestos estados puros tampoco lo fueron tan así, porque vienen de una evolución natural previa en que hubo otros mestizajes, e incluso mutaciones transespecísticas. Los así considerados estados puros en realidad son estados en que un grupo de especímenes adquiere características netamente diferentes de otros grupos con los que igual, aunque estén separados, podrían reproducirse sexualmente si copularan, pero esa diferenciación neta dura un tiempo y varía históricamente después. Entonces, el racismo bien entendido es bueno y es necesario, porque comprende a un aspecto de la historia natural: lo malo es el racismo malo, el que falsea la comprensión de la realidad y la práctica social. Con el clasismo pasa igual. Si no se lo entiende para bien, hace daño, y llevó a las discriminaciones clasistas en distintos sentidos: la discriminación de los pobres por parte de los ricos, y viceversa, con sus intermedios y variantes extrañas, y así. El clasismo bueno tiene que dar cuenta objetivamente de lo que son las clases sociales con un afán transformador igualitarista y justo, o sea, pacifista. La agresión entre las clases, en vez que una lucha responsable, es un obstáculo en el camino del socialismo, al que será difícil eludir porque las clases son perversas por haber sido mal educadas, a causa de las concepciones fallidas, por lo que sus prácticas de relacionamiento interclasista están atravesadas por los malos tratos, que a su vez provocan más violencia, en tanto que eso coexiste con prácticas buenas.