Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 6 de junio de 2016

Una de las causas del declive progresista

Aparte del golpismo imperialista y liberal, y de las causas intrínsecas más reconocidas con que se explica la crisis del ciclo de gobiernos progresistas latinoamericanos, a algunas de las cuales empezaron a asumir, está la cuestión de que el desarrollismo aburre. No es sólo que es explotador, porque tiene un productivismo compulsivo, que reprime a los deseos y lesiona a las personas en pos de las metas socioeconómicas, sino que le dio a la diversión un lugar complementario al sistema laboral, según el cual las actividades de la educación, el trabajo y la militancia podían componerse con el entretenimiento en tanto que éste aportara a la generación de demanda agregada requerida por el proteccionismo, y a su fomento cultural. El entretenimiento fue así añadido al modelo de desarrollo como un factor más en el esquema de crecimiento, convirtiéndose en otra causa de explotación, porque a las tareas ordinarias se sumó la de consumir esparcimiento, que requiere de esfuerzo también. Cumplir con las pautas del modelo progresista requiso entonces hacer muchas tareas. El supuesto relajo se convirtió en una tarea también, no porque fuera obligatorio sino porque se lo practicó compulsivamente, y algo a presión.

Así la diversión terminó siendo pesada, una carga más, lo que desmoralizó a las naciones con gobiernos keynesianos, restándole apoyo a sus políticas, que además tuvieron un cariz puritano, de un cristianismo seudobondadoso, cosa que redundó en que las naciones se volcaran a consumir las laceraciones del entretenimiento liberal, porque allí encontraron un escape a la hipocresía bonachona pía pobrista, pero ese escape fue falso también. La demonización al liberalismo hecha durante los gobiernos pios pobristas le brindó las ventajas que tiene el diablismo, cierta facilidad para eludir las normas y celebrar la acometida de prácticas prohibidas, pero con malas maneras.

Hay que decir que la hipocresía populista es preferible a la liberal, aunque sea inferior que el socialismo ateo, que tiene sus hipocresías graves también, porque hasta que no haya conciencia social suficiente respecto de la relación entre la religión y la política las naciones oscilarán intuitivamente entre proyectos pietistas, con menor presencia de los ateos, pero eso es histórico también, o sea que puede que cambie la configuración sociopolítica, pero la devoción de las naciones es un factor a tener en cuenta en la estrategia de la izquierda, y debe ser afrontada explícitamente. Dado el carácter ampliamente pietista de las naciones, el socialismo tendría que aprender a componer su estrategia en una relación crítica con los religiosos progresistas, mientras que se relaciona, desde una crítica diferente, con el pietismo conservador, y mientras que ejerce su autocrítica.