Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 22 de junio de 2016

Sobre las filosofías malditas

Al escribir sobre las filosofías malditas es difícil definir el grupo de doctrinas al que se refiere con ellas. ¿Cuáles son? En principio, son filosofías a las que se maldijo, ese es su rasgo distintivo, pero así dicho la caracterización no basta porque a todas las filosofías se las maldijo alguna vez. Una segunda acepción, más restringida, remite a las filosofías bajas, a las que son maldecidas por el poder dominante, por lo que se podría incluir en ellas a las corrientes y sectas filosóficas derivadas de Sócrates que fueron repudiadas por la aristocracia griega, como los estoicos, los epicúreos y los cínicos. No estoy muy seguro de esto, habría que preguntarle a los especialistas en filosofía antigua, ni tampoco sé qué fue de las filosofías contrarias al orden imperante en el medioevo, más allá de la tradición de las brujas, que no era una filosofía verdadera pero que sí tenía una concepción proletaria, por haber sido de laicos pobres, aunque supersticiosa, y dada a la experimentación con la materia. Y a esto habría que complementarlo con la historia del saber y del poder dominante en el mundo extraoccidental.

En la modernidad se pueden agrupar bajo este concepto a tradiciones disímiles, que lo que tienen de común es el repudio al iluminismo pietista burgués, aunque con excepciones variables según cada cual. Algunos ubican como filósofos malditos a Baruch Spinoza, a Nietzsche, a literatos como Baudelaire y Rimbaud, y a los primeros anarquistas, y al marxismo a veces se lo incluye, según el carácter de los pensadores marxistas y según la clasificación que se haga. También se ubica en ella a Sade y a Masoch, y entrarían varios literatos más, como Henry Miller, o Charles Bukowski, que habrán sido antiburgueses pero también fueron reaccionarios, algo parecido a lo de Matt Groening. También a lo de Borges y Bios Casares, que los maldijeron hasta los peronistas, con sus razones y sus sinrazones, y el grupo de Boedo, donde estuvo Roberto Arlt. Otros casos son los de los seudofilósofos que se alejaron del cristianismo y erigieron doctrinas alternativas, como el existencialismo de Schopenhauer, al que no leí casi nada, el de Camus y Sartre, de los que leí poco, o el planteo místico de Georges Bataille. Después vendrían Foucault, Lacan, Derrida, Deleuze, Guattari y sus afines, como Nancy. Aclaro que de los últimos cinco no leí casi nada, y que los consagrados por el pietismo y el liberalismo triunfante también fueron seudofilósofos, porque postularon la veracidad de sus ideas sin tener certeza sobre ella. Dieron por ciertas sus creencias, que a veces lo eran y otras no, lo que aparejó desastres terribles.

En conjunto, las filosofías malditas conforman un conglomerado incoherente y oscurantista, aunque tiene sus luces, y muchas veces son de un pietismo bajo, o sea, infernal, o purgatoriero. Dan miedo, y se les teme por justas razones, porque al no tener una idea clara de lo que es y de lo que debe hacerse llevan a ideas asustadizas y a prácticas ruinosas, que hacen sentir mal a quienes participan en ellas. Hay que hacerles una crítica, para componer una filosofía que rescate sus aspectos buenos y que sea amigable, y, mejor aún, sociable, para que los filósofos revolucionarios puedan disfrutar de la vida menos dificilmente que lo que prescribe el pietismo capitalista, lo que serviría para facilitar su superación.

El populismo se nutre bastante de estas filosofías, sobre todo en sus vertientes seudoizquierdistas. Decir que sean seudoizquierdistas no debiera entenderse como una ofensa, porque al socialismo le pasa bastante lo mismo, y causó catástrofes mayores, y porque para superar las falencias es necesario admitir que se las tiene, y aún siendo seudoizquierdistas tienen más razón que el común de las doctrinas derechistas, aparte de que la izquierda cientificista también está llena de yerros, pero comprende mejor porque es cientificista, aunque eso no sea garantía de bondad verdadera porque hay cientificismo falso y porque, para que sea la bondad verdadera, es toda la humanidad la que tiene que ejercerla: no basta con que la tengan algunas personas.

En realidad, habría que asumir que las concepciones malas no siempre lo son: tienen sus bondades, más o menos según son históricamente. Es un progreso de las prácticas primitivas a la bondad plena, con estadíos intermedios, contraflujos y muchísima violencia, cuya resolución depende de la acción humana: no hay un final feliz preprogramado.


Aclaración

Bajo el concepto de filosofías malditas en realidad agrupé no sólo a filosofías, sino también a estéticas, que contienen más o menos implícitamente a las filosofías y que les dieron motivos de argumentación, como esa idea de la muerte del autor que Roland Barthes retomó de la obra de Etienne Mallarmé, Paul Valéry y Marcel Proust.