Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 16 de noviembre de 2018

La prostitución como fornicación

La prostitución es estatal, porque antes del estado no la hubo, aunque sí debe haber habido sobornos follativos, como el intercambio de piedras por sexo, así como la concatenación de la competencia sexual con la propietaria: desde el inicio de la construcción de prostíbulos hubo tanto la competencia por las propiedades económicas como la sexual, entendida en términos divinos, de acuerdo a mitos fetichistas, muy atravesados por el satanismo en materia sexual porque el satanismo es una mistificación que responde al orden dominante al plantearse como su opuesto binario. Plantea la oposición al teísmo principal en términos místicos, también divinizantes, de deificación baja. No obstante, a la putez se le asocia con la fornicación, por lo que en torno a ella hay los campos semánticos del estatismo y lo prostibulario, así como el de la promiscuidad y la sexualidad alterna. 

El orden dominante se nota en la sexualidad en el modo en que son consideradas las conductas sexuales y su relación con el estatus social de cada quien. En lo alto del régimen social se requiere mantener la apariencia de una relación matrimonial fiel, monogámica y heterosexual, lo que se repliega de forma menos rígida en las clases populares. El mito de los cuernos funciona en ese ámbito, el de la fidelidad sexual de los matrimonios, así como la categorización a las promiscuas y a los homosexuales como putos, en el sentido fornicante y estatizado, a la par que se les trata de cornudos, como pasa en la aristocracia al conocerse las infidelidades altas, catalogadas como cuerneras y puteras. Con el sedentarismo comenzó la adoración de objetos fetiches pesados, que no eran trasladables durante la emigración, es decir, que al comenzar el sedentarismo ya había una creencia previa, dado que la creencia guía al reino viviente, a la que se relaborara según la apropiación urbana propia de la agricultura. Las especies vivas nos manejamos de acuerdo a lo que pensamos que es, cosa que podemos confundir con lo que nos parece, de lo que, si no lo notamos la diferencia, practicamos a tientas, con las consecuencias perjudiciales que eso puede tener. Entonces, habrá que entender bien la diferencia entre creer y saber, y la calidad de cada uno, porque si no la humanidad no puede proceder lo bien que debe.