Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Para medir la conciencia política proletaria

Un tema básico en la estrategia socialista es el de la conciencia política proletaria, que es determinante porque la política proletaria obedece a su conciencia, que si bien es influida por la ideología dominante no es del todo definida por ella. Un indicador de los más importantes se da en las elecciones, en que los votantes optan entre partidos de diferentes concepciones, que van del capitalismo al socialismo así como de la religión al ateísmo, con extremos, moderaciones, excepciones y variantes. Tampoco el voto representa del todo el interés del votante, pero la conciencia proletaria abarca a una parte del total de votos, ya que hay electores no proletarios, y es mucho más amplia, ya que contiene a las ideas del proletariado en toda su extensión, inclusive la abstencionista y la que no está empadronada. Conocerla bien es imprescindible para definir bien la estrategia, por lo que es una condición para el éxito político del socialismo, aunque no sea la única, ya que para ello se debe entender bien el funcionamiento social en su conjunto y concordar una política de alianzas grandes, que tendría enormes fallas, incoherencias y contradicciones, sacudidas traumáticas, y que sería atacada por la clase dominante y sus aliados subalternos, así como debería atender bien las exigencias de la buena supervivencia humana a la vez que promover el desarrollo de las condiciones de existencia obreras, más que el de las empresarias, que también tendrían que transformarse, todo eso a la vez y en un contexto de crisis mundial, lo que es común en los gobiernos pero no tanto, al ser abrupta la revolución. Sería una conciliación pro-obrera, que debiera ser justa dentro de lo posible con la patronal y buscar la sanción de la ley socialista, algunos de cuyos puntos caben dentro del marco constitucional vigente y otros de los cuales requieren la modificación de la ley suprema. El pasaje a una etapa histórica propulsora del socialismo necesita de su habilitación legal. La ley socialista sería burguesa en el sentido de urbana, pero no sería capitalista y debiera contemplar bien al agro, ya que regularía su actividad humana. La ley escrita es necesariamente burguesa porque la escritura requiere de la urbanización del espacio rural, porque para crear y mantener a sus elementos gráficos se precisa de instrumentos civiles.