lunes, 26 de junio de 2017

De los malos pensamientos y la eudemonología

¿Qué son los malos pensamientos? Hay un debate sobre el tema, cuyas diferentes posturas responden a la adscripción doctrinaria de los disertantes, por lo que es difícil responder a la pregunta, lo que tiene a las personas cavilando razonamientos mentales en procura de saber cómo juzgar a sus propias ideas, o siendo consecuentes con una mezcla de ideas malas y buenas. El problema es el componente irracional de las doctrinas, que en las religiosas suele estar más dado por el fideísmo y en las materialistas por la rudeza. Me imagino que malos pensamientos tenemos todos los humanos, y todos los días, y si no es así debe ser algo parecido. Los malos pensamientos son los pensamientos que hacen mal, los que nos hacen sentir mal y los que inducen a la acometida de malas acciones, aquéllas que hacen un daño que no es necesario para la obtención de la felicidad humana, que requiere del bienestar relativo del entorno. Esos son, si no todos, algunos de los malos pensamientos. Puede que haya otros de otras clases. A la práctica humana se la debe juzgar desde la eudemonología, que es la ciencia abocada a la felicidad. La religiosidad es algo seudoeudemonológica, porque al pretender componer a la dicha con los cánones sagrados la corrompió, lo mismo que hizo el materialismo fallido a consecuencia de su productivismo competitivo y militarista, pero ambos, al incorporarla malamente, también ayudaron a cumplirla, en forma medio grata y con grandes faltas y aciertos.

 A la vez, no se trata de lograr cualquier felicidad, porque la felicidad puede ser mala, sino una buena. En sí misma, es lo fecundo y la felación, por lo que se la vincula al mamar (cf. DECEL).