Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 24 de junio de 2017

De que el egoísmo es natural, de su relación con lo social y de cómo abordar las sociopatías

Al egoísmo se lo definió de muchas maneras según qué juicio quisiera aplicársele, tanto como un interés desmedido por sí mismo como un modo de autoafirmación individual. Esencialmente, es el interés por sí mismo, y es natural, ya que la conformación orgánica de los seres vivientes nos predispone a priorizarnos y nos permite conocer la realidad desde nuestra perspectiva particular: la sensibilidad, la razón y el deseo de supervivencia pertenecen a cuerpos vivientes individuales. Entonces, el egoísmo debe ser aceptado, porque nos es dado por la naturaleza. Renegar del egoísmo lleva a una mala conducta contraria a la naturaleza, pero también hay que ordenarlo bien, porque existe el egoísmo patológico. Al egoísmo patológico lo tenemos, más o menos, todos los humanos, y es aquél egoísmo que perjudica al individuo que lo tiene o a sus allegados. Responde al maltrato histórico, es consecuencia de los traumas recibidos y de la mala educación, por lo que no se debe reprender mal a quienes lo ejerzan: se le tiene que encontrar una solución positiva, que es de índole individual y social, porque la individualidad es social. Es una psicopatía muy ligada a las sociopatías: ambas se interrelacionan. El egoísmo enfermante es sociopático, porque enferma a la sociedad, pero a su vez es causado por las sociopatías, y por las psicopatías de los individuos relacionados con aquél de quien se trate el caso.

Por sociopatías me refiero a los males sociales usualmente tematizados por la crítica social: la pobreza, la desocupación, la explotación, la manipulación, la mentira, la desigualdad y demás. La humanidad debe asumir que atender bien a las sociopatías es un problema sanitario: se les debe asignar tanta importancia como a las enfermedades corporales, y se debe exigir a las personas que se responsabilicen ante ellas tanto como lo hacen con aquéllas otras, pero de una manera asequible a las posibilidades de cada quien. El atendimiento de la salud social requiere que se prescinda de algunas de las actividades dispensables.