Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 15 de junio de 2017

La inserción económica latinoamericana en el planeta

Es agropecuaria y extractivista, con una industrialización predominantemente mercadointernista y más desarrollada para los rubros livianos e intermedios que para los pesados: un agropecuarismo extractivista con industrialización entre intermedia y leve. Si toda la periferia alcanzase el nivel industrial del centro el planeta colapsaría en poco tiempo, además de que ello requeriría un esfuerzo internacional malgresivo. A esto lo digo después de haber leído la nota de Maristella Svampa en la revista Nueva Sociedad número 268, titulada “Cuatro claves para leer América Latina”. La nota tiene bastantes aciertos, a los que no me da la capacidad, ahora cuando escribo esto, para recontar. Así que le pido disculpas por la injusticia que cometo al centrarme en algunos de sus errores. Además de omitir en parte que el eje económico mayor del continente es el agropecuario, al diluirlo mal en el extractivismo, lo que impide plantear la reforma agraria, que debe ser la política principal del progresismo, le achacó a los gobiernos del ciclo progresista declinado que no cambiaron la matriz productiva mediante la industrialización, pero a la vez les reprochó su mal desarrollismo, lo que es incoherente, porque el modelo industrialista es mal desarrollante, porque tiene una idea de la industria que es antiecologista, no se propone una industria sostenible, que generaría poco valor agregado. El debate está trabado por los malos preconceptos del desarrollismo cepalino, que lo orientan en sentido capitalista y contaminante, y sin cuestionar al pietismo ni lo debido a la irracionalidad. El desarrollo debe tender al socialismo naturista, aunque eso no resuelva el déficit comercial, que se debiera tratar mediante el cierre de la importación de los productos sofisticados que sean prescindibles, como lo son tantos electrodomésticos y automotores, o parte de la maquinaria electrónica, como las máquinas tragamonedas de los colectivos, o las expendedoras de boletos de ferrocarril, que costaron mucho dinero y a los dos o tres años ya las abandonaron por el sistema de la tarjeta electrónica, o sea, que el déficit de la balanza de pagos de los estados periféricos se podría solucionar atendiendo a la histeria consumista de las naciones y de sus gobiernos, cuya economía tiene una gran cuota de mala frivolidad, además de resolviendo bien la estafa de la deuda estatal, entre otras cuestiones.

Que la cuestión agropecuaria sea la principal para la reforma económica latinoamericana no le debe restar importancia a la extractiva ni a la industrial, ni a las demás. La transformación productiva debiera responder a las demandas de los movimientos sociales, pero también a otras iniciativas, como las provenientes del gobierno.