Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 26 de septiembre de 2016

El ultraderechisticismo

El ultraderechisticismo no es el ultraderechismo, sino la proclividad a él, el acercamiento a posiciones de extrema derecha, en el que cayeron algunos anarquistas después de la segunda guerra mundial. El problema ya venía desde antes, al menos desde Nietzsche, porque, si bien en un principio él adoptó posiciones cientificistas, después, mediante el misticismo y la adoración por la aristocracia, viró a derecha. Luego, mediante Heidegger y Hanna Arendt, los anarquistas profundizaron su acercamiento al nazismo, completado con la adscripción a las ideas de Carl Schmitt y de Mircea Eliade, entre otros. En Argentina, esta desgracia afectó a intelectuales como Christian Ferrer, Tomás Abraham, Horacio González y tal vez a Felisa Santos, también porque Foucault tuvo un cariz aristocratizante, y además a sus seguidores. Al respecto está la entrevista a Emmanuel Faye publicada en Sin Permiso el 17 de septiembre.

Las posturas místicas tienen este problema, porque sumergen a las personas en cultos sectarios que les hacen creerse parte de minorías superiores a los demás. Este problema tiene que ser atendido de buena manera para con los demócratas que cayeron en él, e incluso aunque no lo fueran, y a sabiendas de que la izquierda en general no estuvo exenta de cosas así. Las creencias mayoritarias no son extremistas, pero también tienen sus males. Dentro de la especie humana hay superioridades e inferioridades, pero algunas de ellas son falsas, y las otras deben ser bien entendidas para que no sean un estorbo a la emancipación.