Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 27 de septiembre de 2016

La dislexia heideggeriana

Como Martín Heidegger gozó del favoritismo del régimen nazi, y luego de la hipocresía de algunos de los filósofos democráticos, liberales y críticos, como Sartre y la línea de anarquistas que lo adoptaron, es el caso de Alain Badiou, todavía no se nota mucho que el tipo era un chanta de primera, que escribía lo que se le antojaba sin ningún tipo de rigor ni de objetividad. Por eso su discurso está lleno de frases incomprensibles, de ilaciones ilógicas y de definiciones caprichosas, aparte de que se sostiene a fuerza de metáforas, y sus lectores acríticos se las toman como que son tan grandemente iluminadas que no las pueden entender, pero que algún día, cuando tengan el conocimiento suficiente, las comprenderán. Mientras tanto, la historia transcurre sin que intervengan ante las injusticias como lo harían si no estuvieran distraidos en la maraña de argumentos idiotas.

Heidegger fue un seudofilósofo, porque no le interesó el saber, sino el pensamiento, y la poesía. Al convocar a las personas a dedicarse a la meditación, pretendió que desistieran de cotejar sus ideas con la realidad objetiva, por lo que las ideas de sus seguidores se tornaron falsas, y la poesía, si bien puede ser placentera, no es precisa para ordenar la práctica humana. Entonces, el proyecto de Heidegger fue ruin, porque se desentendió de lo que sería de la humanidad en caso de adoptarlo, o porque, a sabiendas de lo que hubiera sido, no le importó, cosas que demuestran su desprecio por la especie.

La poesía puede hacer bien o mal, según a qué induzca, pero abandonar a la filosofía para centrarse exclusivamente en la poesía, y en meditaciones introspectivas, le haría mal a la humanidad porque le quitaría comprensión para obrar. En realidad, la apuesta heideggeriana es la de la destrucción de la filosofía, por lo que fue un antifilósofo.


Lectura

Tomás Abraham, “Heidegger, un pensador alemán”, en Tensiones filosóficas. El seminario de los jueves, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2011.