Como en torno a la palabra "sexo" se nuclean dos grupos semánticos, uno referido al sexo propiamente dicho y otro relativo a las relaciones sexuales, el tratamiento social del tema tiene que lidiar con la polisemia, que complica su buen ordenamiento. Habría que hablar del garche, la
cojenda y la
follación, u otros vocablos similares, con sus derivados, para denotar a la práctica de fornicar, y dejar a la palabra "sexo" para distinguir entre machos y hembras, o referirse a los genitales y demás cosas así.