martes, 4 de junio de 2019

Del origen de la idea de dios

De acuerdo a una mirada rápida de Wikipedia y las Etimologías de Chile, estas últimas de calidad más dudosa que la primera, aunque en este caso parece ser correcta, la palabra "dios" viene del lenguaje indoeuropeo, de las raíces hipotéticas "dyeu", "dyu" y "deiw", relativas a lo diurno y a la luz solar, lo que permite explicar la asociación semántica del término con la idea del bien, de la claridad, lo transparente y demás. Estas raíces, además de formar al concepto de dios, generaron al de Zeus, al de Diana y al de Júpiter, llamado "Iovis", así como a la idea del jornal, que es el lapso laboral ocurrido durante el día. Este núcleo de raíces semánticas es lógico, porque la luz solar es fundamental para la vida, también para la antropomórfica, por lo que puede que su emisión comenzara a gestarse en el período del inicio del llamado homo sapiens, el del Cuerno del África de hace como 315 mil años, o en las primeras migraciones desde ahí, y quizás hasta de antes. Se puede entender entonces la proveniencia del mito de la creación del universo por parte de dios, ya que el sol permitió el surgimiento y desarrollo de los seres vivientes, por medio de la emisión de los fotones captados para la fotosíntesis, que en los vivientes de esqueleto articulado sucede de distinto modo que en los vegetales, ya que también aquellos absorben la luz para nutrirse, como sucede en los humanos para la generación de la vitamina D, o mismo lo que pasa con la vista, en que se incorporan los fotones externos para entender la realidad circundante. Véase en particular la definición de "dyeu" en las Etimologías de Chile.

En las religiones hinduistas, de las últimas en surgir dentro de la expansión de las naciones indoeuropeas, la noción de dios también se vincula al sol, pero le llaman "Mitra". En el islamismo se le dice "Alá". Son expresiones distintas de las del grupo de "dyeu", pero comparten la geografía indoeuropea y el pasado migrante afroasiático, cuya filiación, o la falta de ella, habría que establecer. La de "Alá" tiene raíz semítica, el vocablo "El", con que se nombra a dios en la Biblia.

El vocablo griego "theo", que significa "dios", está presente en el de "theorein", que es el de la teoría. De allí la proximidad entre la teoría, la teología y la reflexión especulativa, tan propia del capital financiero.

Otra cuestión es que, si la humanidad comenzó con el homo habilis, u otros antecesores del sapiens, el lenguaje humano tendría más de 2 millones de años, en los que se habría explayado por África, Asia, Europa y el Ártico durante mucho tiempo antes de llegar a Oceanía, América y la Antártida, recién a partir de la invención de los barcos, hace cerca de entre 40 y 15 mil años. A América se llegó a pie al congelarse el estrecho de Bering durante la última glaciación, tal vez con un ingreso previo, pero a Oceanía y a las islas del sudeste asiático se arribó mucho antes, en la misma era de la entrada anterior, pero no a pie sino en barco, con la técnica de la carpintería naval desarrollada. De comenzar con el sapiens, hace cerca de 315 mil años, aunque no tanto habría habido mucho lenguaje humano antes de que se iniciaran las lenguas afroasiáticas e indoeuropeas descubiertas hasta ahora, datadas recién a partir del 11.500 a.C., a poco del paso migratorio más próximo al presente que poblara América. Las primeras son las semitas, bereberes, cushitas, omóticas y chádicas. Las segundas, datadas desde el 3.000 a.C., son las helénicas, itálicas, indoiranias, célticas, germánicas, armenias, bálticas, eslavas y albanesas. Son grandes familias hipotéticas, que se completan con las uraloyucaguiras y las americanas, estas últimas de proveniencia asiática. De haberse dado dos nichos de origen humano, con el segundo en el este de Asia, éste debiera haber generado a las uraloyucaguiras, algunas de las de los Montes Urales y Siberia, que habrían sido las principales dentro de la emigración a América.

El mestizaje entre los lenguajes humanos sucedió de facto a lo largo de la historia de la especie, con los asentamientos que haya habido y la emigración, que participó en el intercambio comunicativo humano, con todo lo malo que eso tuvo, no sólo por causa suya, ya que los centros urbanos son más responsables de nuestra mala apropiación, en cuanto que en ellos se acumula mucho más.


Referencias en Wikipedia.