Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 11 de junio de 2019

¿Qué pan se comió en Sodoma y en Gomorra?

Por la conducta de sus habitantes, puede que estuvieran en trance lisérgico, lo que habría ocurrido al pudrírseles las semillas de centeno. La ingesta accidental de semillas lisérgicas sucedió en la historia cerealera humana, dentro de ella en la judeocristiana, pero no está bien reconocida por la ciencia. Cuando se originaron los relatos bíblicos sobre Sodoma y Gomorra no se sabía cómo se crea el ácido lisérgico, ni qué efectos tiene, por lo que no hubieran podido entender bien lo que les pasara a quienes se lo comieran de las semillas podridas, pero seguro que hubo grandes delirios en la antigüedad, con el endiosamiento de las personas. Historias de terror. Como no entendemos bien lo suficiente la realidad, tenemos temor, más aún por la violencia habida. Desde que la humanidad se impuso sobre las demás especies, en un dominio relativo, se generaron los mitos que existieron hasta ahora relativos a la prevalencia humana, sobre las demás especies y hacia dentro de sí misma por la desigualdad social, por todo lo que adquiere e ingiere la especie, que aunque padezca desnutrición severa en su mayoría subsiste en cantidad gigante, quizás mayor de lo que debiera, deglutiendo a animales menores y a plantas en escalas gigantes, con sus reprocesamientos y refinamientos, combinados al uso de la materia inerte, como la de los metales, la tierra y la madera, y a la opresión del sometimiento social y la lucha de clases, e igual a las pujas internacionales, de lo que la humanidad debe regular bien su usura, ya que daña mucho en vano y a gran escala, lo que en total es un crimen monstruoso.

La usura no es necesariamente mala, y debiera ser buena, es decir, que debe hacerse buen uso de las cosas, para lo que la especie debe tener buena razón. En sí misma es el uso, que no es siempre malo. La usura capitalista, de origen fetichista, sí lo es, precisamente porque las sociedades fetichistas se ordenan en términos fidentes, lo que hace violenta a la conducta social. La humanidad, al imponerse, se energizó como nunca lo hubo hecho ninguna especie antes en la historia, incorporando a sí muchos elementos nuevos, lo que disparó su actuación con la fuerza de las catapultas, incitando a una actividad inaudita antes, en la que se atenazó el discernimiento sobre la realidad, acrecentado muchísimo en pocos milenios, y más desde que se construyeron las universidades, en ciudades grandes. Ese fortalecimiento fue y es muy criminal. En ley natural, nos imponemos a los demás y les transformamos según nuestro designio, importándonos poco su suerte, pero entonces hay un desbalance ecológico tremendo, con la lucha de clases y el imperialismo al interior de la especie, que hace a nuestra neurosis y a nuestras demás condiciones de vida.