Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 2 de enero de 2018

De la necesidad del apersonalismo

Tanto el materialismo como el socialismo, en todas sus vertientes, deberán ser apersonalistas en sus nombres, porque el personalismo individualiza en humanos, y acríticamente, en vez que llamar a las concepciones según sus características internas, lo que, bien hecho, se llevaría bien con el reconocimiento del lugar de su creadores, y permitiría mejor poner en discusión a esas características, cosa que hoy no se hace tan fácil como se debiera porque se idolatra a los humanos que construyeron a las doctrinas y lideraron las conquistas políticas. La idolatría a los políticos y a los científicos dificulta acertar la compresión social de la realidad para ordenar bien a su funcionamiento. Es análoga a la canonización de los sacerdotes.

El hecho de que les emplazaran estatuas a Marx y a Lenin en la URSS, o mismo que se le haga culto al Che Guevara, o a quien fuere, es vergonzoso para el socialismo, porque las personas, al atarearse en la exaltación de nuestros antepasados, no pueden ocuparse tanto de sus problemas presentes, lo que apena a la sociedad. Se deberá diferenciar el reverenciamiento del reconocimiento histórico, que sí estaría separado de la divinización de humanos. La adoración de los grandes hombres tiene un dejo teísta, que impide cierta socialización de la atención necesaria para los problemas de los vivos. Es una práctica que debe ser corregida para la dicha humana, así como otras cuantas, pero a los muertos se los deberá recordar bien. La buena personalización histórica precisa de cierto antipersonalismo porque éste permite reordenar a la vigente. Además, el hecho de que se le rinda homenaje a las personalidades destacadas de la historia omite comprender la pena que éstas tuvieron por haber sido superiores a muchos de sus contemporáneos, aunque hayan tenido una reunificación bastante suficiente.