Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 27 de enero de 2018

Mi humilde opinión

Es que el anarquismo debiera adoptar un arquismo crítico extrapartidario, que a la vez que respete, más o menos, y con buenos insultos, la voluntad política popular, le exija a la sociedad, a mediano plazo, la adopción del modo de gobierno de la democracia directa, o una combinación de democracia directa con la representativa, que podría contener a la revocatoria de mandatos, u otras medidas des-elitizantes. La resolución del tema debe depender del buen análisis de la correlación de las fuerzas políticas, o sea, que la política debe adaptarse bien a sus circunstancias.

¿Podría haber buen anarquismo? Sí. El anarquismo, como postura existencial, puede servir para criticar al sistema dominante, por lo que es necesario, pero no basta para acabarlo, ni para reordenarlo bien. El anarquismo es capaz de enjuiciar al orden vigente pero no de transformarlo lo que quisiera, porque para eso tendría que ser arquista, igual que el socialismo árquico no lo pudo cambiar lo que quiso. Que la clase dominante reconozca la falsedad de su concepción es una condición indispensable para la revolución pretendida por la izquierda, lo mismo que para la pretensión del buen vivir, por lo que su debate quizás vaya a ser impostergable. La falsedad de la clase capitalista da cuenta del nivel del revolucionarismo, pero su acierto depende de la política de las clases bajas. Por ser las clases mayoritarias, tienen una incidencia mayor en la historia, que es así pero desde la inferioridad social. La concepción popular también deberá ser verdadera, asunción que llevaría a la igualación social porque las personas buenas buscarían adecuar su saber con la práctica social necesaria para la buena existencia de la especie.

El higienismo es otro asunto que fue mal cuestionado por el anarquismo, que no planteó tanto a la higiene buena en reemplazo, la que es precisa para la supervivencia de los más pobres.