Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 17 de febrero de 2018

El agustinismo y el tomismo en el liberalismo

Si bien el liberalismo se forjó con pensadores de la reforma, como los protestantes Hobbes y Locke, y el católico contrarreformista Rousseau, de algún modo incorporó a la ortodoxia medieval, porque retomó los debates filosóficos de su teología, que hicieron doctrina sobre el universo, dios, el alma y el conocimiento. Habría que saber bien cómo es que los pensadores más sobresalientes del cristianismo antiguo y medio persisten en el liberalismo actual, de igual modo que en la clase capitalista, ya que es evidente que la educación privada es agustiniana y tomista, con alternativas menores de tipo popular, como los franciscanos. Lo que es seguro es que tanto en la práctica capitalista como en la reflexión teológica conservadora hay una especulación carente de buen sentido, dada a la abstracción equivocada, fetichizante, de moral creyente y así. De igual manera, los integrantes de la capitalesía se formaron bastante en las universidades religiosas, así como las públicas albergaron más a las tendencias pietistas populares, que hicieron más al empresariado menor y al asalariado, que a su vez se capitalizaron de un modo no-capitalista, o sea, que fueron detentadores de capital de rango común, más el de los bienes de subsistencia que el de los suntuarios y que el de los monetarios de reinversión para su acumulación creciente. Es seguro y contrastable que el sistema de prohibiciones de la ascética religiosa estricta haya facultado a la acumulación de valores abstractos, que por la lógica sagrada son tomados como buenos, al pensarse que lo puro se acerca a lo divino, así como su atesoramiento no es tenido por pecado, incluso con los niveles altísimos de corrupción que eso causa, la que dista de estar bien reconocida. La corrupción es difícil de analizar porque para evaluarla se confunden los criterios, al haberlos del canon religioso y de la doctrina que busca el disfrute de la vida relativo a la concreción de los deseos naturales, lo que debe ser bien ordenado para ser bueno, cosa que no se puede predefinir del todo. El buen orden puede ser pensado a partir del pasado desde el presente, pero la práctica que le dé su concreción será futura, por lo que requerirá de la crítica de las ideas de ahora, que son imperfectas.


Lectura

Vocablo “Iluminaciónˮ en el Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora citado antes.