Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 2 de febrero de 2018

Un problema que el feminismo le ocasiona a la buena conformación de la identidad masculina

Como el feminismo humano a veces ve al machismo de los hombres como un todo homogéneo, o cuando hace distinciones no siempre son suficientes, las feministas están creando un estereotipo del hombre al que le asignan más cualidades negativas de las que tiene, por lo que a los niños se les va a ser difícil tener una identidad masculina bien formada: se les puede forzar al transgenerismo, lo que estaría mal en lo que tuviera de forzado, ya que el transgenerismo debiera ser una elección libre.

Un defecto del mujerismo es que no reconoce a las buenas prácticas de los hombres como parte del machismo humano, lo que le tergiversa la comprensión de este subgénero biológico: califican de machistas a algunas de las maldades de los hombres, pero no así a las bondades.

Otra cosa que quedará pendiente es la de la buena resolución de la sexualidad masculina, con su deseo, su práctica, sus expresiones y demás, porque la respuesta pretendida por el feminismo bastantes veces es la de la autocensura, lo que será insostenible porque es injusto. La expresiones sexuales debieran poder ser bien respondidas en el acto, y algo se las debe contener. Destrabar la dificultad para la conversación sexual, aunque ésta siguiera siendo rudimentaria, serviría para elaborar mejor al tema, bastante atravesado por la represión moral dominante.


Fuente

Marta Dillon, “Soy feministaˮ, en Página 12, Buenos Aires, Editorial La Página, 2 de febrero de 2018.