Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 14 de febrero de 2018

La creencia causa mediocridad

La mediocridad es común, por lo que todas las personas somos mediocres en lo que lo somos, y es consecuencia de la creencia porque la creencia faculta a entender la realidad en falso, a tomar las propias ideas sobre ella como verdaderas, sin haber averiguado de buena forma que lo sean. Entonces, causan mala práctica, sin mala intención, al modo accidental, de manera directa, y con mala intención cuando se le suma la bronca de los traumas, o los discursos promotores del mal acometimiento, de raigambre seudonihilista o reaccionaria. Existe la creencia errada y la creencia cierta, pero su calidad es aleatoria: no se sabe cuándo es una y cuándo la otra y se las comprueba a experimentos, lo que hace que la historia sea crítica, más porque a la creencia simple se le agregaron los relatos míticos sobre lo existente, que orientaron a las pretensiones conductuales de las clases entronizadas, que fueron reproducidas algo por las subalternas, para mal y para bien, las que a la vez levantaron a la alta. La crítica de las catástrofes humanas será impotente para prevenirlas mucho hasta que la humanidad haya asumido la verdad que debe admitir. La clase alta es levantada a la fuerza por la baja y la media, por una organización social planificada desde el estamento de sacralización más refinada, que fue bastante aceptado por las clases populares, aunque en conflicto, una conciliación crítica, con roturas grandes, medianas y menores a lo largo de la historia, sin que hasta ahora la humanidad haya asumido bien la necesidad de la igualación social, en lo que el pueblo tiene cierta responsabilidad porque ejerce su práctica, aunque no es libre para decidirla lo que quiere. La clase privada tampoco lo es. Sus miembros son presa de su discurso, por lo que se obligan entre sí a hacer cosas que no quieren, en un mandato que en algo responde al afán capitalista pero en otro tanto a la religiosidad popular, dentro de la cual está la asalariada, lo mismo que a la ideología política liberal y que al alto teísmo, componentes de la ambición personal mala, cuestiones que además son influenciadas por la lucha de clases.

El ateísmo proviene del teísmo, y más de la variante de dios único que de la de dioses múltiples, así que su comportamiento no puede distinguirse mucho del de aquéllos, y además tiene sus propias faltas, a las que deberá subsanar, lo mismo que los teísmos.