Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 11 de febrero de 2017

Respuesta a Marta Dillon sobre la actitud de los hombres en el “tetazo”

En la nota titulada “Colgados” del Página 12 de hoy, Marta Dillon les criticó bien, a los hombres que fueron a la exhibición de tetas en el obelisco bonaerense, el hecho de que algunos de ellos tocaran a las desnudistas, o les apoyaran la verga, y que las intimidaran con sus miradas mal controladas, lo mismo que al cuestionar la intrusividad de los filmadores para la televisión, que fueron como parte de los equipos periodísticos a cubrir el evento sin haberlo consensuado con sus participantes. En lo que discrepo con ella es en que no reconoció que los hombres que asistieron a la manifestación son reprimidos sexuales, por lo que no pueden saber siempre cómo comportarse bien sexualmente, y en general son de una condición de clase inferior a la de las mujeres que protestaron a favor del exhibicionismo, y bien, porque ese exhibicionismo es legítimo, aunque le quepan reparos. Las feministas también son reprimidas sexuales. En tanto que la represión sexual es general, las y los humanos no sabemos muchas veces cómo comportarnos sexualmente, porque no lo hubimos elaborado conversándolo en sociedad. Un problema que le encuentro a este feminismo democrático refinado es que aceptan a una clase de varones a la que pocos llegan a adscribir, porque requiere más o menos de un nivel educativo alto, de sensibilidad artística clara y de belleza corporal, cosas que muchos hombres no las tienen, por la violencia histórica y las diferencias de clase social, y hallo una mala actitud con respecto a la sexualidad masculina, en la que se la condena si consume pornografía, si acude a clubes de desnudistas, si contrata a trabajadoras sexuales y si mira demasiado a las mujeres excitantes, pero no nos proponen cómo solucionar el problema, por lo que la solución oscila entre la autorrepresión, el castigo y el disfrute disimulado, o culposo, lo que está mal. La cuestión debiera ser abordada desde una comprensión del problema que asuma la lascividad masculina, y la femenina y transexual también, pero también sus relaciones con la opresión de clase, la religiosa y los traumas acarreados por cada quien, en lo que la masculinidad también tendrá que aprender a comportarse en lo que no lo sabe. Otra cosa que está mal es insultar a la masturbación masculina, incluso aunque sea ofensiva, porque el insulto reprime más aún a los tapados, en vez que ordenarlos mediante la crítica. Algo parecido sucede cuando se trata a los mirones de babosos, como si los hombres pudiésemos no babear, lo que nos es imposible, por nuestra animalidad, que contiene a las glándulas salivales, igual que nos es imposible extirparnos el deseo sexual. Esa agresividad feminista para con la sexualidad machista tiene elementos parecidos, pero a la inversa, del carácter castigador que tiene el machismo cuando acusa a las mujeres sensuales de putas, o de “calientapijas”, o de histéricas. Es parte de un intercambio de insultos. La solución tiene que ser deliberativa y tiene que reconocer que la sensualidad es un rasgo de la animalidad humana, por lo que hay que educarla bien, lo que requiere del buen ordenamiento social en general, o sea que la crítica sobre este tema persistirá por el tiempo que dure la especie.


Anexos

1. Lo de que las mujeres del tetazo hayan sido de clases superiores que los hombres desesperantes puede que no sea así: la superioridad de las primeras sobre los segundos es por una mejor formación política, en la cuestión de la manifestación, en tanto que el feminismo es vanguardista respecto del desnudismo, y en otros temas, pero eso no le impide tener sus falencias.

2. A esta nota la anulo, porque no sé quiénes fueron los hombres que intimidaron a las desnudistas, ni qué hicieron, más que por la foto y lo que dice la nota, pero sí sé que el antimachismo feminista está causando maltrato hacia los varones, y que las feministas no admiten que lo están cometiendo, lo que es necesario para que dejen de hacerlo. Al maltrato a las maldades masculinas lo debieran reemplazar por una crítica justa.