Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 15 de abril de 2019

El capital y su castidad

La acumulación de capitales es una práctica económica en estrecha relación con la política, por lo que éstas son los ámbitos más vistos del capitalismo, que atraviesa a todas las instancias humanas, como la religión, el periodismo, los espectáculos, la educación y la salud, que se dan como esferas más o menos autónomas, intersectadas e influyéndose entre sí: son cuerpos abiertos. La política y la economía son negocios, es decir, que se definen por negar al ocio. Es una definición peculiar, ya que ambas podrían, y deben, ser bien ociosas. Entonces, la castidad del capital se da por excluir al ocio de la actividad laboral y de gobierno, el cual regresa en manifestaciones extrañas, desde unas gratas hasta otras tan severas como la ludopatía de la economía llamada "de casino", que es la principal, porque la especulación es el mayor factor de creación de capital abstracto. El reverso de los negocios capitalistas es la economía patológica, así como el fetichismo cuernero lo es de la monogamia fiel. Durante el auge del capital ficticio, un movimiento lógico dentro del orden liberal, las actividades humanas tienden a volverse más aparentes, lo que nos depara una crisis creciente, que se perfila a explotar, al colapso cultural, que facilitaría la concreción de mejores modos sociales. En tanto que el sistema sea creyente el impulso será a ficcionalizar la trama social, lo que puede suceder de distintas maneras pero que siempre generaría estragos, de peores a menores. Siempre algunos habrá, pero no da lo mismo cuáles sean. A la vez, puede existir el buen fingimiento, en particular, ya que simular en general es malo.