Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 16 de abril de 2019

La república como régimen popular

Si se define a la república como "cosa pública", tomando al "re" como designando a "cosa", la palabra no está bien formulada, porque una república no es una cosa pública cualquiera, sino aquélla en que se gobierna a la sociedad. Puede que el "re" remita a "régimen", o a "reino". En este caso la palabra "popular" se refiere a la nación entera, no sólo a las clases subalternas. Se trata del gobierno nacional, que debiera ser mencionado con un vocablo como el de "gornacia", pero más importante es que su existencia sea de participación directa, tampoco necesariamente buena. La república implicó la creación de parlamentos representantes del pueblo, en un movimiento de apertura jerárquica, que antes era mono u oligarca, con representación en la instancia inferior: los romanos crearon una poliarquía de mando centralizado, es decir, una democracia cerrada. Es una inclusión hecha de arriba a abajo por políticos divinizados, hasta emperadores, de sociedades que pensaban que los dioses les compelían a ser de cierta manera, con premios y castigos de acuerdo a la adecuación de su conducta con la doctrina, perpetrados por humanos que se consideraron en misión sagrada, con otros delirios de por medio, como las guerras religiosas, ya de por sí porque estamos medio locos. La locura, como lo ajeno a lo normal, es parte de nuestra existencia animal, del disfuncionamiento nervioso, que es tanto orgánico como psíquico, y tampoco es siempre mala, así como la normalidad no es buena del todo. Lo orgánico es lo corporal entendido como objeto, cuando al cuerpo lo objetivamos, nos ponemos delante de él y lo estudiamos como algo tangible, más macizo y concreto. Lo psíquico es la subjetividad del cuerpo, también presente delante nuestro, pero no como algo tangible, sino de una aprehensión que se hace más con los otros sentidos; es más liviano y abstracto, pero también es material.