Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 5 de abril de 2019

La humanidad es algo mal sapiente

Al suponerse que la creencia es verdad sin decidírselo bien, esto es, sin cotejarla lo debido con el objeto de que trata, el saber humano se vuelve algo falso. Al hacerse así se obtienen ideas de las que se piensa que son saberes pero que están equivocadas, como hipótesis falsas a las que se aprueba. El homo sapiens no sabe tan bien como pretende, así como los otros homínidos y las demás especies vivas también piensan, al menos las animales, tampoco siempre bien. La definición de la antropología oficial de la humanidad como homo sapiens está equivocada por esto mismo. El homo faber ya pensaba bastante como para fabricar con huesos y piedras. La humanidad tiene un saber superior al del resto de las especies nacidas, en el sentido de que nos permite manejarlas de una forma relativamente mayor que la de los dominios inversos, pero no es que se caracterice por pensar más que las otras, en tanto que al menos las animales tienen los cerebros activos todo el tiempo y más concientes durante la vigilia, por lo que sus miembros pensamos mientras estamos despiertos. Hasta los insectos, y quizás las menores. Lo que distinguió a los hombres que forjaron la idea del homo sapiens, Carlos Linneo en particular, en 1758, al comenzar de la revolución industrial, fue la propia historia que tuvieron, ya civil y adentrada en las revoluciones burguesas, antecedidas por la inglesa de 1688, es decir, que se trataba de los antropólogos a los inicios del capitalismo, que querían saber qué rasgos caracterizaban a nuestro género. Es una idea de la ilustración liberal, como de monarquía parlamentaria, el modo republicano adoptado por los reinos que sobrevivieron a la revolución francesa, que se impusiera sobre el absolutismo luego de que el empresariado más usurero triunfara en la política y la enseñanza. Al absolutismo monárquico le siguió el relativismo liberal, adoptado en gran parte por hasta las monarquías vigentes, no sólo las europeas, como la del Reino de Suecia, de donde era Linneo, sino también por las islámicas. A partir del republicanismo la jefatura de los estados pasó a ser de cargos más rotativos, tampoco siempre y sin que se aboliera la jerarquía entre autoridades y súbditos. Es lo que sucede en las repúblicas comunistas, también de gobierno privado y tripartito, con presidencias unipartidarias a veces muy extensas, lo que también merece crítica justa.

Ahora bien, si el saber es lingual, es decir, si está vinculado al sabor, la explicación debe ser otra. Son modos de notar. Hay uno más visual, el de cuando se dice que para averiguar algo "hay que verlo", del que es parte la lectura; otro sonoro, el de "me suena que", frase usada para decir "me parece", y tiene que haber equivalentes para el tacto y el olfato, como "esto me huele mal", o "lo atinente a tal cosa", en que lo tenido es tomado como referencia. Podría ser que la idea del saber provenga del sentido bucal, ya que mucho de lo que aprendimos a lo largo de nuestra historia viene de allá, y cosas tan importantes como el modo de alimentarnos: la idea de saber como conocer sería una metáfora, bastante aproximada, proveniente del gusto lingual. La notación es la de todos los sentidos, a la cual se piensa en la cabeza, con sensibilidad abstracta, y formula en discurso, al que luego se transmite, generándose el conocimiento social, con el que se analiza la práctica conjunta, de manera tal de proseguirla en algunas cosas y de corregirla en otras, lo que será insuficiente en tanto que el género humano no distinga bien lo que sabe de verdad de lo que le parece que es verdad, es decir, el saber aparente. Es una condición necesaria entre y vinculada a las otras.