Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 22 de abril de 2019

El peronismo es muy hinchapelotas

Como trama demócrata-cristiana tiene la castidad laica propia del cristianismo moderno, que se corresponde en la economía con el salariazgo, castrante al impedir la eyaculación, cosa que hace de facto al ordenar el uso del tiempo según el canon empresarial, que es el capitalista y el de las universidades principales, las liberales en primer lugar. Los ovarios también son pelotas, pero mejor sería decirle "hinchaconchas".

El socialismo soviético tuvo de semejante con el peronismo el hecho de implementar un capitalismo heterodoxo, con consecuencias semejantes para la retención seminal, pero ambos tuvieron leyes diferentes, uno socialista y el otro liberal. En el primero el rol del gobierno en la economía fue casi total, mientras que en el peronismo a la preponderancia económica la siguió teniendo el capital privado, con mayor participación del público y mejoras para el empresariado popular y la clase asalariada, siempre bajo marco católico y capitalista. En la ex URSS se dio un universalismo socialista en la prédica, ya que a la socialización empresaria no se la concretó, con un gobierno ateo constante y único, también totalitario, por haber sido universalista, es decir, católico, pero de universalismo ateo, a diferencia de la mayoría de la población, en gran parte del cristianismo católico ortodoxo, el del imperio bizantino.

Un problema poco cuestionado del peronismo es su adscripción a la monogamia forzada, propia del catolicismo, pero también del resto del cristianismo y de gran parte del islam, que permite alguna mala poligamia, restringida a lo heterosexual, a los hombres ricos que puedan mantener varias esposas, pero la veda a las mujeres y a los pobres, así como no admite la homo e intersexual. En tierras cristianas el asunto suele terminar en la aceptación del canon monogámico, reformado para bien en materia de diversidad, con las crisis y el dolor que conlleva, o en su transgresión ilegítima, también penosa y meritoria, ya que para ser legítima tendría que ser proclamada por la sociedad. En el islam hay una condena más severa a la desobediencia a la ley matrimonial jerárquica, con castraciones corporales, linchamientos y asesinatos como formas extremas de la represión, que coexiste con otras menores que también son duras.