Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 11 de abril de 2020

A confiarse poco

Ahora en Argentina se celebra que no haya habido muchos enfermos detectados con coronavirus, en comparación con España, Italia y Estados Unidos, países que mantuvieron bastante la libertad de tránsito humano hasta semanas después de que les empezaran los brotes, como México y Brasil, pero también se tiene que ver la incidencia de la estación del año, porque los viruses tienen épocas en las que más se esparcen, en especial la del invierno. La política liberal conservadora, o la proteccionista, más parecida al estatismo comunista actual -en una etapa histórica de hegemonía del capitalismo monoteísta, con prevalencia del ecumenismo liberal, en la que el poli y el ateísmo son secundarios-, influye en la pregnancia virósica, la cantidad de viruses que se generan, pero no es su único factor determinante porque la reproducción de los viruses, o al menos de algunos, como los de las anginas y la gripe, eclosiona en las estaciones más frías, cuando se da más su contagio, por lo que en el hemisferio sur puede que la enfermedad se dé más en el otoño empezado y el invierno próximo, de lo que sus gobiernos tendrán que mantener políticas de asistencia intensa al menos hasta la primavera, el 21 de septiembre, cuando habría que ver en qué condiciones se llega. Mucha gente del hemisferio sur ya habrá procesado al coronavirus con sus sistemas inmunitarios, por lo que ya tendría una defensa entrenada, conocedora del virus, mejor preparada para enfrentarlo, pero se puede dar un brote grande, habiendo otra gente cuyos glóbulos blancos no hayan aprendido a detenerlo, o que no estén preparados para combatirlo en grandes cantidades. Derrotar la pandemia demandará de una disciplina severa por lo menos hasta el cierre del primer brote, y después dependerá de que hayan o no su vacuna y demás tratamientos. Además, habrá las recaídas y las secuelas económicas y políticas del confinamiento, entre muchos otros problemas, que ya venían siendo graves desde antes de que se iniciara el brote y sin que la especie haya hecho la autocrítica necesaria para resolverlos bien, más bien lejos de ello, aunque en algunas cosas se avanzó un poco. Se valora más al gobierno, pero no se ve bien la relación entre los grandes males del presente y los defectos de las religiones, las ateas inclusive aunque no se consideren como tales. Tampoco se entiende mucho que el capital privado es parte del estado porque es estatal, de estatalidad trasnacional. Al establecerse en sedes, que están dentro de territorios constitucionales, forma parte del estado aunque no sea el gobierno, y se le relaciona incluso con participación interna, así como colmara las asambleas constituyentes de las revoluciones burguesas, proveyéndole, a la larga, el mandato principal a la clase empresaria más alta, de lo que tiene una tendencia aristocrática, que es la lógica que acabó por imponerse, como a 270 años de la revolución industrial que marcara su égida, la era del constitucionalismo liberal, alterada por poco tiempo en 1871 antes que en 1917, tampoco con una variante exitosa, que persiste en China y el resto del bloque de gobiernos unipartidarios, hasta con sucesiones dinásticas, como la de Al Assad, en países que superaron la monarquía después que en Occidente, donde tampoco hay una superación completa.

Una legislación internacional lo suficientemente verdadera será necesaria para encarar ésta enfermedad y los futuros retos humanos, por lo que el tema de la verdad científica y su relación con la ley será decisivo para la calidad de la vida de las generaciones que nos sucedan. La salud humana para afrontar las epidemias futuras dependerá de cómo funcionen nuestra economía y nuestra política, por lo que habrá que repensar la cuestión religiosa, y reformarla bien y lo suficiente.

El liberalismo conservador suele ser aperturista, pero no siempre lo es, ni lo es del todo cuando lo es a pleno: siempre mantiene algunas restricciones al comercio internacional. La política de Trump lo combina mucho con el intervencionismo, ejerciendo un proteccionismo atípico, cuya contracara comunista es la apertura al capital privado, entre los cuales están la socialdemocracia atea y el democratismo teísta de centro, que también los combinan, de forma más pareja, lo que no es necesariamente lo mejor. El tema principal es la buena síntesis del conjunto, o sea, que mientras una parte lo haga mal, el resultado final será malo.

Tanto los murciélagos como los osos hormigueros son mamíferos, por lo que el coronavirus es un virus que ataca a los mamíferos, como lo somos los humanos. De ahí que, antes de probarlas en humanos, a las vacunas se las testee en ratones, que son otros mamíferos, de composición genética igual a la nuestra en cerca de un 99%. Lo que pasa es que esos animales, más chicos que nosotros, ya están acostumbrados a lidiar con el virus, y tampoco pretenden vivir tanto tiempo como la humanidad porque están habituados a morirse jóvenes, debido a que tienen una técnica que no es suficiente para vivir por cerca de 80 años: o se los comen animales más grandes, como nosotros, o los matan las enfermedades, para las que tienen menos remedios, o pierden su hábitat por la deforestación y las inundaciones, u otras cosas así.