Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 25 de abril de 2020

No serían de segunda...

Así como el coronavirus pasó de murciélagos a pangolines, que son como un armadillo más grande, parecidos a las que acá se les dice "mulitas", y de pangolines a humanos, puede que sus especímenes prosigan desde gestarse en nosotros hasta quedar en mamíferos más chicos, que pueden ser gorilas, monas, perros, gatos, ratones y así. También pueden ir a los más grandes, como las jirafas y elefantes, o a rinocerontes, vacas y caballos. Si un humano estornuda coronaviruses delante y cerca del animal que sea, el virus le llega a los pulmones al inspirárselo, aunque capaz que no le afecta mucho, si es que le entran pocos y si sus glóbulos blancos y médulas están preparados para combatirlo, y también puede ir a parar a sus manos y patas, donde dura por un tiempo, pudiendo perecer o arribar a las mucosas, pero, salvo la humana, las demás especies no tienen grandes sofisticaciones médicas, y durante las infecciones tienen que conseguir alimento, lo mismo que nosotros pero de una manera que suele ser más difícil. El coronavirus es acuático, por lo que puede que infecte a los peces, incluso a ballenas y delfines, que tienen respiración aérea. Entrarles les puede entrar seguro, pero quizás en ellos no sobreviva. Lo cierto es que, como las demás especies suelen ser jóvenes y sanas, porque si sus integrantes no están así casi seguro que mueren, están mejor preparadas para vencerlo: sus grupos de riesgo son muy reducidos por la gran mortalidad de la competencia alimentaria. Muchos mueren pronto al enfermarse y envejecer.

Estaría mal entender el traspaso desde humanos a otros animales como un descenso en la categoría viral, como si colonizar a la humanidad le diera más prestigio que hacérselo a otra especie.

También podría pasar que este virus colonice plantas, pero tal vez no. Habría que verlo en sus poros respiratorios. La virología enciclopédica dice que la familia de coronavirus a la que pertenece el COVID-19 infecta aves y mamíferos, por lo que no debe hacerlo con vegetales y peces, aunque quizás haya viruses suyos que sean antecesores de los nuestros, como flora microbiana de sus aparatos respiratorios. Incluso si fuera un ser de ingeniería biológica, se lo habría hecho a partir de especies organizadas por sí mismas, como pasa con el tomate cherry y los animales clonados, y nace, o sea, que es natural, pero habría sido inventado con pretensiones bélicas. Sería una especie natural de creación humana para fines geopolíticos. El nacimiento del coronavirus es un parto en el que la madre muere tras engendrarlos. La célula de ADN es fecundada por el coronavirus, que luego de entrar en su membrana externa expulsa una cadena de ARN más adentro de ella, que llega a su núcleo y se combina con las espirales del ADN bicatenario, al que rompe y reconfigura en ARN monocatenario, destruyendo la timina, que desaparece, quedando tramos cortos de espirales uracilados, que al rodearse de agua cubierta de grasa y azúcar se protegen, gestándose así los coronaviruses, los cuales, al crecer, perforan la piel de la célula madre, como pasa con los huevos cuando nacen los pájaros, o los bebés con la placenta, que es como la primera piel y que se muere al nacerse. Entonces, al terminar de matar a su madre, como acto poco voluntario instigado por la nutrición, como el de romper la placenta, se liberan y buscan expandirse, con mucho éxito por esa proteína que sacan desde sus patas para entrar a las células fecundables, a la que no sabemos si usan para otras cosas, como agarrarse.

El hecho de que el ARN pueda replicarse con ADN da cuenta de que la sexualidad entre el ARN y el ADN existe, en este caso para generar seres de ARN, de células más chicas que la fecundada, proceso durante el cual el ADN originario es convertido en ARN, o sea, que la doble hélice desaparece y es reemplazada por espirales agridulces con más oxígeno y que en vez de timina tienen uracilo, luego de que el ADN sea intervenido por el ARN fecundante: tras incorporar al rulo de ARN, la cadena de ADN deja de ser tal y termina siendo de ARN -el ingreso de ARN la parte en dos y fragmenta, le mete oxígeno y le transforma la timina en uracilo al sacarle un carbono y dos hidrógenos a cada una-, replicándose y cubriéndose los segmentos de ARN antes de crecer en grupo hasta hacer estallar la piel de la célula madre. Es similar a lo que hace el esperma y los óvulos humanos, pero en vez de gestarse un sólo organismo policelular se crean muchos unicelulares, y con ácidos ribonucleicos distintos, el humano mucho más grande que el coronavírico.

El coronavirus es degenerante, es decir, que transforma a un ácido ribonucleico timínico y con menos oxígeno en otro que tiene más oxigeno pero una de cuyas bases, la de timina, pierde carbono e hidrógeno y se convierte en uracilo, una molécula menos compleja que la timina pero a la que equivale. Su reproducción hace que se pase de un espiral más complejo a muchos que son más simples, ya que el ADN interferido es más largo y detallado que el ARN coronavírico, pero a la vez, desde el inicio de la vida, que va, en primer lugar, de lo simple a lo complejo, antes que a la inversa, el ARN fundamenta al ADN, por lo que el ADN depende de aquél. Tal vez sea que el ADN viene de una mutación del ARN, al complejizarse su base de uracilo y trocar en timina, en lo cual el espiral incorporaría carbono e hidrógeno al uracilo y perdería oxígeno en alguna otra parte. Esto puede deberse a la incorporación de la luz solar, que carga de materia a las cosas a las que llega y que las hace crecer, al menos a las vivas, más en el caso de las de ADN, que eclosionan sobre todo en verano, mientras que las de ARN lo hacen en invierno.

Los llamados átomos son cuerpos compuestos de protones, neutrones y electrones, pero a su vez éstos se forman de partes menores, llamadas quarks y de otras maneras, que pueden subdividirse y hasta ser fotónicas, pero la influencia entre sí de las cosas no va sólo en ese sentido. ¿Será que las estrellas queman éter, así como el fuego consume aire?