Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 15 de abril de 2020

El coronavirus, la humedad y la temperatura

Hoy en el noticiero de la noche de Canal 9 dijeron que, según investigaciones especializadas, el coronavirus persiste por 14 días dentro de la heladera a 4° centígrados y que, a 22°, con una humedad del 65%, aguanta durante 3 horas, y un poco más, si se deposita en papel, madera, plástico, vidrio y tela. Entonces, hay una relación entre la temperatura y la perdurabilidad del virus. Éste resiste más tiempo cuando hace frío que cuando hace calor, por lo cual, en otoño e invierno, habría que desinfectar más los espacios habitados en los que pudiera situarse, pero también sucede que las heladeras son ambientes húmedos, por lo que ahí los viruses tienen agua para beber. Hay que tener en cuenta tanto la temperatura como la humedad. No obstante, no pude averiguar si los viruses toman agua o no. Sería raro que no lo hicieran, ya que los seres compuestos por ácido ribonucleico cubierto suelen tener agua entre el ácido y la cobertura.

Quizás sea que cuando hace frío el virus no tiene tanta necesidad de hidratarse por transpirar menos que cuando hace calor, pero quizás no. Dentro de nuestros cuerpos el calor no le afectaría tanto en este aspecto porque, por tratarse nuestras mucosas de zonas húmedas, encuentra fácil el agua. En espacios secos debe morir de sed luego de cierto lapso, antes o después según el calor que haga. Tal vez sea por esto que, al toser y estornudarse, el virus sale inmerso en las gotículas de saliva en vez que andar suelto por el aire, como si se agarrara a ellas para después tener para beber.

El brote inicial en Wuhan comenzó en el invierno del hemisferio norte, y se esparció sobre todo por Europa y Estados Unidos, de los territorios más húmedos de este hemisferio, más que en el hemisferio sur y que en la región arábiga, aunque también aquéllas zonas son de las que más tienen turismo internacional, pero no hay que sobrestimar la incidencia del turismo, ya que, como este virus es muy contagioso, con que haya pocos turistas que lleguen infectados a otro lugar ya el virus se empieza a propagar en éste. Entonces, habría que preparar a la población del hemisferio sur para que aumente sus medidas defensivas para el invierno próximo, dentro de lo cual, además de las más conocidas, tienen que estar las de la exterminación de los viruses en los ambientes urbanos, exteriores e interiores, que se tiene que hacer desinfectando los pisos y las superficies horizontales de los muebles, entre otras cosas, como el lavado de la ropa y demás utensillos en que éstos reposaran. En los medios de transporte lo mismo, así como en ascensores, pasillos y demás recámaras. En particular hay que desinfectar los lugares en que se estornude y tosa, sobre todo si se sabe que quien lo hace está enfermo con este virus. Hay dos tiempos para la desinfección. El primero es el más próximo a la expulsión de los viruses, a poco de toser o estornudar, ya que las gotículas grandes y medianas llegan al piso más pronto que las pequeñas. También son las que tienen mayor carga viral, por lo que desinfectar luego de que éstas lleguen al suelo permitiría matar muchos viruses, aunque quedarían los de las gotículas pequeñas, una cantidad menor que tarda más en descender hasta el piso, por lo que también habría que desinfectar por la mañana los sitios humanos de reunión, ya que los viruses que quedaran flotando en el aire por la noche estarían en el piso al amanecer, es decir, que habría que desinfectar los lugares ocupados, en particular los de uso común, primero a la mañana y después luego de que se tosa o estornude en ellos, quizás con un refuerzo luego del mediodía, antes de que empiece el turno laboral de la tarde, esto en el caso de que hubiera habido quienes tosieran o estornudaran, o muchos parlantes, o escupientes. De no ser así, no sería necesaria tanta desinfección.

Los viruses que quedan en el piso deben ser muy volátiles, y pueden estar de a por millones, por lo que luego, al hacerse viento al caminar, o barrer, u otras cosas así, levantarían vuelo y se trasladarían a otros lados, donde pueden ser respirados y tocados. Al llegar al suelo tienen las gotículas de saliva, por lo que no son tan volátiles, pero después, a medida que éstas se secan, se ponen más livianos, siendo más fáciles de levantar por las correntadas de aire.

La nota de Canal 9 dijo que este virus aguanta más tiempo sobre plástico y vidrio que sobre papel y madera, lo que puede deberse a que éstos últimos le sacan el agua que hay a su alrededor, cosa que el vidrio y el plástico no hacen, pero queda por dilucidar el caso de la tela.


Enmienda

A diferencia de lo que escribí antes, digo que, si el coronavirus sobrevive por unas horas en los ambientes aéreos, no haría falta desinfectarlos tanto durante sus estaciones de eclosión. Quizás bastaría con una vez al día, en el caso de los espacios de uso compartido o que estuvieran ocupados por enfermos con este virus, y con refuerzos puntuales en los lugares en que se esparciera por la tos, los estornudos y los escupitajos. Hay que precisarlo.