Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Crítica de la metáfora gramsciana de la guerra de posiciones, con un comentario sobre la socialdemocracia

Esa metáfora de Gramsci es mala porque predispone a acciones violentas, en tanto que la lucha tiene que ordenarse de acuerdo a los intereses comunes, que son contrarios al belicismo. Le agrega agresividad inecesaria a la historia, ya de por sí bastante cargada de ella. A lo que alude la metáfora es a una lucha social, en que los planteos de izquierda y de derecha se disputan la animosidad de las personas, con el apoyo consecuente a sus causas, pero si la práctica de izquierda es mala hay gente que le rehuye, y con razón, lo mismo que le sucede a la derecha. La diferencia es que la izquierda podría ser bastante buena, porque es atea y porque busca la igualdad y la justicia, pero eso depende de qué planteo tenga, ya que hasta ahora falló mucho, lo que le restó apoyo de mucha gente.

La metáfora de la guerra de posiciones respondió al hecho de que proponer una lucha pacifista hubiera sido tildado de socialdemócrata por la tercera internacional, pero la verdad es que la lucha comunista debiera ser pacifista, porque plantear un enfrentamiento bélico entre proletarios y militares profesionales es insensato. El conjunto del movimiento comunista deberá admitir que, en tanto que busca gratificar a la humanidad, tiene que hacerlo de forma agradable, aunque la historia sea violenta y aunque haya gente que no se lo merezca, porque los métodos ingratos son contraproducentes. Que la lucha sea socialdemócrata no garantiza que sea correcta, y la socialdemocracia cometió errores imperdonables, como cuando apoyó al imperialismo europeo, por lo cual cabe que se la critique, pero esa crítica debe apuntar a que la socialdemocracia se corrija, para avanzar en la emancipación, e incluso con relaciones con las otras fuerzas, porque lo que está en pugna es la práctica social humana, que hace a nuestros sentimientos, y las personas queremos sentirnos bien, salvo en caso de perversiones, a las que se intentará solucionar porque nuestra fisiología nos impulsa a buscar el disfrute.

Un problema grave de la socialdemocracia es su aceptación del productivismo, en eso tienen razón los anarquistas, por lo que la socialdemocracia tendrá que encontrar un modelo económico suficiente que sea relajado, para que permita la liberación de las relaciones humanas que están impedidas por el sobreatareamiento.