Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 28 de octubre de 2016

De la reforma al capitalismo

Reformar al capitalismo manteniéndolo es posible, es lo que hicieron tanto la nación cubana como la china, entendido al capitalismo como aquel sistema que prioriza la acumulación de capital. En ambos países, a partir de la instauración de gobiernos comunistas, el capital se acumuló, creció su producto bruto, aunque se le diera menor importancia que al desarrollo social, también contrariado por los avatares históricos, pero, a diferencia de las naciones liberales, la acumulación fue primero detentada por los estados y luego coexistente con el capital privado, que es el de las empresas de las naciones de capitalismo más privatista. El comunismo gobernante, hasta ahora, no concretó su proyecto social en las naciones en que gobierna, porque él precisa ser internacional, y por sus propias faltas, sino que adoptó dos posiciones intermedias entre el capitalismo privatista y el socialismo: el capitalismo estatista primero, y el mixto después, que, cabe decirlo, es parecido al capitalismo pietodemócrata, y al socialdemócrata, ambos proteccionistas, del estado de bienestar, pero con más énfasis en el capital estatal que en el privado. El capitalismo se originó a partir de que la iglesia protestante levantara la prohibición del lucro individual y promoviera una ascética laborista, y de que, mediante el iluminismo, los adelantos científicos permitieran la introducción de técnicas más eficaces al proceso productivo, que son las que se aplicaron a la industria primero y después a la agricultura. Luego redundaría en la financiarización del capital. Entonces, el modo de propiedad de los medios de producción económica no determina absolutamente al modo de acumulación: ellos podrían ser socializados y aún así las naciones dedicarse a acrecentar la producción de capital, lo que sería un socialismo capitalista. Los medios productivos económicos deben ser socializados, pero eso no bastaría para detener la compulsión productiva, lo que requiere de que la humanidad ordene bien su práctica económica, y más en general la humanidad tendría que ser buena para hacer bien.

En síntesis, el capitalismo es reformable, y de hecho se reforma siempre, pero la cuestión es qué reforma se le debe hacer, a fin de que se aliviane la vida a corto plazo y de que se creen las circunstancias necesarias para que se lo pueda reemplazar por el socialismo, reforma que tiene que basarse en la sustitución de la creencia por la ciencia, porque si no la gente hace las cosas en base a la creencia, lo que termina a veces en prácticas malas, cosa que no se solucionaría del todo con la ciencia, por sus fallas, pero que serviría para disminuir la cantidad de errores, y la crítica persistiría para enmendarlos.

La URSS también efectuó una reforma al capitalismo incipiente de la Rusia zarista y de las naciones periféricas que luego la compondrían, culminando en el capitalismo estatista soviético, con toda su historia de progresividad y de maldades, a las que se le suele señalar sin contrapesarlas lo debido con las de las naciones de gobiernos religiosos.