Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 4 de octubre de 2016

Qué es ser humano y para qué sirve saberlo

Quien se pregunte qué es ser humano es un humano, que tiene lenguaje humano, para hacerse la pregunta, y quiere saber qué es lo que define a su especie zoológica, qué la caracteriza a diferencia de las otras especies animales, entre ellas las de los demás homínidos y los otros primates menos semejantes al hombre. Es la pregunta a la que responde la antropología, que recurrió para eso a los estudios anatómicos y praxeológicos: definió a la humanidad zoomórfica y conductualmente. Por eso los paleontólogos buscaron y analizaron los huesos de los humanos más primitivos, en particular los cráneos, por la importancia del cerebro para la inteligencia animal, a la vez que rastrearon, a través de los fósiles, las costumbres de las sociedades humanas arcaicas.

Los homínidos no son exactamente humanos, o sea, iguales a nosotros. “Homo” significa “igual”, y “homínido” quiere decir “de forma igual”, ya que la desinencia “idae”, de “hominidae”, se refiere a la forma, por lo que los homínidos fueron seres parecidos al hombre, de forma humana, pero que no eran del todo iguales a nosotros porque su comportamiento fue diferente. La definición de lo que es el hombre requiere de la praxeología humana, la ciencia o filosofía de la práctica de nuestra especie, ya que ésta se define por sus características tanto anatómicas como comportamentales. El ser humano es un ser mónido, en tanto que es una especie familiar a la de los monos, pero es de una clase distinta, tanto de los monos como de los antropoides, ya extintos, más parecidos a nosotros: los australopitecinos, los pitecantrópidos, los preneandertalenses, los neandertalenses y los cromanoides, con sus antecesores. La antropología definió con el término “homo sapiens” a nuestra especie, pero esa definición es cuestionable, porque supone que los otros homínidos no eran sapientes, lo que no es así, ya que todos los animales tenemos la capacidad de saber. Lo que diferencia a nuestra especie es la mayor complejización de la práctica, sea intelectual o activa, y eso no implica que seamos mejores en todos los aspectos de la conducta, ya que para la convivencia y el cuidado del planeta fuimos en ocasiones inferiores al común de los animales, que no se aniquilan mucho más que lo necesario ni contaminan artificialmente, pero eso no agota al tema, porque para algunas cosas sí somos mejores que los otros animales y porque podríamos ordenarnos para resolver nuestros males. El así llamado homo sapiens, el hombre más complejo, se originó hace cerca de 195 mil años, y se caracterizó por transformar la materia de una manera distinta a la que lo hicieron los homínidos simples, ya que fabricó los utensillos más elaborados de entonces, en tanto que los otros los inventaron, pero los fabricaron más sencillamente, sin la elaboración complejizada de la industria. Algo equivalente sucede con el arte, el lenguaje, la ciencia primitiva y las demás prácticas. La complejización de la práctica, dada por una mayor capacidad mental para discernir, es lo que nos terminó de hacer humanos, y la humanidad atravesó y atraviesa distintos estadíos evolutivos, que van de lo simple a lo complejo, sin que lo complejo esté exento de fallas. Lo complejo hace a un tipo de sociedad superior históricamente, lo que quiere decir que si la práctica humana degrada a la especie, la hace involucionar, y a veces los estadíos primitivos de la humanidad, y los animales y vegetales, fueron más gratos que los de los humanos, cuando la humanidad practicó más mal que las otras especies, y eso con sus diferencias interclasistas socioeconómicas. Entonces, también hay que admitir que la mala complejización hace evolucionar mal. La involución no es sólo el retorno a estadíos anteriores sino también la evolución degradante.

Hasta ahora la antropología averiguó que los sucesores a los primeros humanos, luego de haberse gestado hace unos 195 mil años, iniciaron una migración hace 70 mil años desde África a Eurasia, y que hace 60 mil otro flujo migratorio costero, por el sur asiático, llegó de un lado al este de ese continente y a Oceanía, y del otro a Europa. Desde Asia central hubo dos migraciones posteriores hacia Europa, una hace 40 mil años al este continental, y otra hace 22 mil que llegó hasta su sur y su oeste. La antropología es eurocéntrica porque los primeros antropólogos fueron europeos, y luego integrantes de su era imperial capitalista: el primer fósil neandertaloide se encontró en 1848 en Alemania, El origen de las especies fue publicado en 1859 y en 1868 se descubrieron los fósiles de Cromañón, pero a partir de la era imperialista europea de 1875, los antropólogos iluministas acudieron a los países invadidos para estudiar los restos fósiles, con los que se averiguó esta parte de la historia humana. Los antropólogos iluministas, aún si fueron religiosos, hicieron esta investigación materialista, que pone en discusión a los metarrelatos eclesiásticos, y sus aciertos no invalidan a las críticas justas que se le hagan desde el paradigma antimperialista. Los primeros humanos que poblaron Europa tuvieron que migrar hacia su península ibérica y hacia su región balcánica para huir del avance de la glaciación hace 20 mil años, para expandirse hacia el norte al terminar ésta hace unos 12 mil. Entretanto, hace entre 16 y 15 mil años, América fue poblada por una oleada migratoria que entró por Alaska y se fue diseminando desde el norte hasta el sur. Antes de la llegada de Cristóbal Colón en 1492, hubo migraciones ínfimas desde fuera hacia América, la de los paleoesquimales y esquimales, y la de los vikingos. La antropología comenzó siendo eurocéntrica pero ahora es transcontinentalista, de un eurocentrismo cuestionado por la periferia y coexistente con la antropología estadounidense, porque la humanidad se pregunta por la historia de su especie, pero muchas de las indagaciones recayeron en explicaciones mitológicas, que son precientíficas. Hace 9 mil años, otra oleada migratoria llegó de Medio Oriente a Europa. Más o menos en este período empieza la era agrícola, cuando algunos humanos empiezan a asentarse, cultivar el suelo y erigir los centros urbanos, en tanto que los nómades siguieron siendo recolectores, cazadores y pescadores. La era civilizatoria dependió de la agricultura, por lo que la agricultura es el determinante histórico más importante de los progresos civilizatorios, entre los referidos a la práctica humana, que son cuestionables por los males que tienen.

Durante la época civilizatoria, desde hace cerca de 9 mil años al presente, persistió el nomadismo, por lo que las culturas sedentarias convivieron con las nómades, lo que continúa hasta ahora. En América hubo las civilizaciones maya e inca, iniciadas hace cerca de 4 mil años, y la azteca, iniciada hace cerca de 650 años, todas las cuales perecieron y se mestizaron con la conquista imperial europea y sus esclavos africanos, lo mismo que le sucedió a las culturas nómades y agrícolas menores del norte, el centro y el sur americano. Asimismo habría que decir de África, Oceanía, Asia y los polos, y hay antropólogos que ya lo estudiaron. La nominalidad continental también es un producto de la práctica humana, y porta su violencia. América debe su nombre a Américo Vespucio, que a su vez se inspiró en la figura de la virgen María, o sea que el nombre de este continente tiene origen judeocristiano, igual que el calendario judeocristiano, que mide los años de acuerdo al nacimiento de Jesucristo, que nació como todos los hombres, porque fue un hombre, con la diferencia de que se lo sacraliza. El pueblo kuna, de la zona donde ahora está parte de Panamá y Colombia, le llamaba Abya Yala, no sé exactamente a qué área americana tropical, lo que quiere decir “tierra madura”, pero tampoco toda América lo es. Asimismo habría que conocer el origen de los nombres de Europa y los de los otros continentes, incluidos los polos, y sus nominaciones alternativas, que también deben ser analizadas, y desde una perpectiva conciente de su calidad de situada, de su situidad: los humanos no podemos analizar nuestra historia desde fuera de ella.

La antropología sirve para que los humanos reconozcamos nuestra parentalidad especista, lo que es necesario para armonizar nuestra coexistencia. Es parte del programa socialista científico, complementaria de la sociología humana por medio de la antropología social y cultural.

El concepto de “hombre sapiente” tal vez debiera ser reemplazado por el de “hombre diestro”, por la destreza, que faculta a la industria, pero no sé lo suficiente para decidirlo.


Lecturas

Enciclopedia Salvat. Diccionario, obra citada, vocablo “hombre”.

Wikipedia, vocablos “homo sapiens” y “homo”.