Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 18 de marzo de 2017

El maltrato infantil en el sistema vigente

A los niños se los cría, muchas veces, y otras no, en familias conformadas de acuerdo al cánon instaurado: matrimonios biparentales, con autoridad paterna sobre la madre, quienes deben proveerles vivienda, ropa, comida, salud y esparcimiento, lo que se cumple más o menos y con variantes, ahora aumentadas por la lucha feminista. Cuando nacen los hijos ya se les proyecta un plan de vida compuesto por una infancia hogareña, que luego es una niñez escolar, como la adolescencia, y después una adultez laboral, o universitaria, en la que contraer matrimonio y procrearse. Es el ideal religioso y está plasmado en la ley y en la cultura, que penalizarían a madres y a padres que abandonaran a sus hijos recién nacidos, o que no los mantuvieran, o que no los mandaran a la escuela, o que les permitieran la flojera, o los desvíos a la normatividad conyugal. Ese ideal y la manera de tratar las faltas que se le infringieren son adaptables a las circunstancias, pero se los mantiene, porque la cultura idealista va variando, aunque sin aceptar que se la transforme lo debido, por lo que persiste en crisis. Esta cultura es de una obsecación que hace concesiones cuando se le amenaza, está mal intencionada y causa que a los hijos se los violente cuando no cumplen la norma, cuando se considera que están en falta, porque se toma a la falta como el incumplimiento de la norma, sin interrogarse si la norma está bien hecha, y a veces las transgresiones que se le hacen son malas. La violación de la mala ley en sí misma no garantiza que haya sido bien hecha, pero la solución de penalizar a los transgresores no está atendiendo a la necesidad de cambiar las malas normas, porque no se las puede considerar malas si se las piensa como derivadas de los mandatos de los dioses, o de las autoridades humanas que les responden, y lo mismo si son ateas y obedecen a otros malos idealismos.

Este problema es transclasista. No es que los de abajo son oprimidos desde arriba sin oprimir a nadie, ni que los de arriba no se opriman a sí mismos.