Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 6 de marzo de 2017

La socialdemocracia y el cristianismo popular latinoamericanos

En esa alianza entre socialdemócratas, socialcristianos y demócrata cristianos que es parte del progresismo latinoamericano, el movimientismo partidista de liberación social, la socialdemocracia no puede cuestionar abiertamente la existencia objetiva del dios cristiano, por lo que en general omite el tema, y lo relega a los debates menores, de poca masividad. La diferencia entre los socialcristianos y los democristianos es que los primeros apuntan a un socialismo teísta, con los medios de producción socializados, y son más dados a seguir la figura del Cristo obrero, como el grueso del PT, el MAS y el PSUV, en tanto que los segundos quieren un capitalismo popular, y son más propensos al Cristo de los pobres, como el FpV y AP, en una tesis más similar a la del papado franciscano. La socialdemocracia, en cambio, busca reformar al capitalismo progresivamente para conseguir el socialismo a largo plazo, siendo atea, y tiene que lidiar con los desaciertos de ambos cristianismos, que son mayores que los de las posturas cientificistas porque su religiosidad los lleva a enaltecer a la fe como método de justificación de la práctica. Cada vez que alguien apela a la fe, o a la creencia, para justificar sus acciones, deja al acierto librado al azar, porque la relación entre la fe y el acierto es azarosa, ya que creer implica suponer que algo es verdad para actuar, en vez que averiguar para saber que lo sea, cosa que apareja mala práctica. El saber también puede fallar, porque puede ser aparente, o insuficiente, pero es más dado a acertar y a permitir obrar bien. La práctica humana debe regirse por el saber suficiente, y eso es lo que tienen que entender las personas para vivir dichosamente, pero para eso tendrían que dejar de ser religiosas. Van a tener que optar entre creer o vivir bien, porque las dos cosas a la vez no pueden coexistir armónicamente, y aparte tienen que asumir el daño causado por la fe, lo que no implica que el ateísmo no haya cometido grandes maldades, por lo que deberá corregirse, y además ese objetivo, prosapiente, tendría que ser exigido de buena manera, sin castigar a nadie, aunque sea mediante un reclamo firme.