Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 26 de marzo de 2019

De crear capitales para pagar la deuda

Dado que la economía capitalista sigue a la lógica de la teología casta, las finanzas terminan siendo penosas, con el endeudamiento internacional a los acreedores, rubro muy concentrado en los grandes bancos, con fondos atesorados dados en préstamo a clientes en un contexto recesivo, debido al agotamiento causado por la excesiva productividad combinado a la competencia y a los demás factores de conflicto. En el bloque comunista, que no guía al sistema internacional, esto sucede de alguna manera. China podrá estar superando a los Estados Unidos, pero al bloque liberal pertenecen Europa, inclusive Rusia, casi toda América Latina, excepto Cuba, Bolivia y Venezuela, de leyes socialistas, grandes regiones de África y Asia, no así la India, y Oceanía, esto dicho a lo grosero, sin mencionar a Vietnam y Corea del Norte, países también socialistas en su ley, aunque no lo concretaran en las empresas, porque aspiran a hacerlo, al igual que los gobiernos socialdemócratas, que cuando ganaron propiciaron la socialización de las empresas a futuro desde políticas inferiores, sometidas al liberalismo, dado que en los países liberales la propiedad privada de las grandes empresas y el lucro tienen garantía constitucional. Cabe preguntarse si, dentro del marco legal actual, no se podría limitar las ganancias, es decir, establecer que el derecho al lucro sea mesurado, lo que serviría para reducir la extracción de plusvalor mientras que no se pudiera reformar a la ley suprema.

¿Qué circulación de capital genera el capitalismo? ¿Y qué trabajo? La circulación de valor abstracto va en masa de la base a la cima, donde se acumula en grandes cantidades, depositadas en los bancos, en particular en las grandes ciudades pero también en las medianas y pequeñas, como las de los paraísos fiscales. A su vez, esta acumulación causa el endeudamiento de las naciones por diversas vías, con deudas estatales, asignadas a los gobiernos mediante las firmas de los miembros de los poderes ejecutivos, otras societales, las de las sociedades jurídicas, y las individuales o de grupos menores. Debe haber más tipos de deuda. En los países liberales, las recetas van entre ortodoxas y heterodoxas, las primeras muy tomadoras de deuda, de enriquecimiento capitalista muy corrupto, y las segundas muy pagadoras, de corrupción menor pero complementaria, para lo que postulan incrementos productivos que fuerzan a las naciones a desempeñar tareas pesadas que podrían no ser necesarias, y que no alcanzan para saldar los préstamos, cargados de intereses altos y con reaseguros de cobro que dejaron a mucha gente en la calle, u otras cosas así, como países exentos de acceder a los créditos y hasta con penalizaciones comerciales, que les aparejaron carecer de insumos básicos para la supervivencia. La lógica del pecado y el castigo, con el juicio sobre la propia conducta de acuerdo a los cánones del cielo y el infierno, se replica en la economía como deuda que beneficia a los capitalistas mediante la expropiación a los miembros de los pueblos, basada en contratos usureros y de confianza, así como es explotadora y salarial en lo laboral, en lo que es mercantil, del imperialismo estadounidense, principalmente protestante, en lo internacional, de la posverdad en la prensa, muy de asentir según lo que se cree, y de la ficción en el espectáculo, no siempre mala. En total hace a una existencia como de purgatorio, de tipo mediocre, con partes mejores y peores, que en verdad es nuestra crisis.

La deuda es impagable por la propia lógica del capital, que es la de acrecentar el endeudamiento mediante los préstamos con intereses, lógica que se da junto a los sistemas de achicamiento del mercado de trabajo por vía de la tecnificación y otras formas de disminuir la generación de valor de cambio mediante la fuerza de trabajo de la clase asalariada y del empresariado menor, la tendencia a la austeridad y el ajuste, más presente desde el triunfo del liberalismo ortodoxo por sobre el bienestarista, que indica que en el liberalismo las finanzas predominan por sobre el capital industrial y el agrario. Las finanzas son las principales promotoras del liberalismo ortodoxo, mientras que los empresarios industriales y agrarios suelen preocuparse más de la economía asalariada, porque hace más a sus mercados, cuando estos no son gobiernos, otras empresas o demás entidades altas. El empresariado privado suele ser liberal, ya que el comunista se da más en los gobiernos, de capital público, y todo él se apropia de productos de la clase asalariada, también en parte liberal y en parte socialista. El tema con el empresariado es la de su buena destrucción, que es la de la socialización económica, dependiente de la ley por la fuerza del ejército.

Entonces, los gobiernos progresistas que paguen las deudas ilegítimas tomadas por sus predecesores, pro-capitalistas por supeditarse a las leyes supremas y de soberanía fetichista por darse con el voto, necesitarán que sus poblaciones generen mucho capital abstracto, por lo que aplicarán políticas de explotación en masa, lo que será un problema de abordaje inevitable. El carácter internacional y usurero de la deuda será un factor favorable al reclamo por su anulación sin pago, por lo menos parcial, sino general, lo que tendría hacerse según un criterio bien pragmático en vez que de justicia formal. El enjuiciamiento al capitalismo, en particular en materia de acumulación financiera, delitos empresariales, trata sexual, lavado de dinero, tráfico de drogas y de armas, y así otras tantas, va a tener que recordar lo penoso que es el sistema usurero de la deuda, por sus consecuencias sociales.