Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 27 de marzo de 2019

¿Hubo algún gobierno que no asesinara a nadie?

Si no todos, casi todos, o la inmensa mayoría, de los gobiernos, habrán mandado a asesinar a gente humana, lo que no los justifica pero sirve para enmarcar el debate. La exigencia a los gobiernos para que no ordenen asesinatos a las fuerzas armadas será una constante insuficiente porque el sistema jerárquico necesita reprimir a sus detractores y porque tiene guerras internas, con aspectos hasta frívolos. La ley vigente establece gobiernos jerárquicos porque es de doctrina teológica sagrada en el bloque hegemónico, lo que se replica de manera distinta en el subalterno, de ideología atea, cuyo materialismo incide para bien en su contraparte, no es del todo malo, gobiernos cuyas presidencias y parlamentos solieron estar abiertos al voto empadronado, no así tanto la justicia, más de elección indirecta, por lo que la socialdemocracia, cuando ganó las presidencias, reprimió las protestas y mantuvo al régimen capitalista y liberal, con progresos dentro de sus límites, por ser una fuerza militante inferior a los ejércitos oficiales, que obedecían a los jueces, apelables desde los estudios jurídicos, contratables por los empresarios si tuvieran que hacerlo para mantener la posesión de sus grandes propiedades privadas. Los comunistas gobiernan en repúblicas de elecciones presidenciales y legislativas unipartidarias, o algo parecido a lo que tendría que leer, así como con el ejército y la constitución, ejerciendo capitalismos alternativos, con más presencia del capital público y una explotación laboral semejante a la liberal. Discernir este punto es necesario para la crítica política y precisaría de un estudio muy grande y costoso. Los gobiernos de los partidos de religión teísta, que en general fueran partidarios del capitalismo, sostuvieron liberalismos entre trasnacionalistas y mercado-internistas, siempre algo combinados, a veces hasta igualárseles las proporciones, lo de los Estados Unidos, que a la vez que protegió a su mercado interno se expandió hacia afuera, liderando la globalización todavía hasta ahora, aunque con una crisis severa, que empata relativamente a los bloques conceptivos, algo mixturados y cada cual con sus ramas internas, tampoco del todo cerradas. Hasta que no se haya logrado imponer el buen comunismo a nivel internacional, los gobiernos matarán a gente, por la represión y las guerras, así como permitirán la explotación laboral y otras tantas aberraciones, lo que proseguirá hasta que la ley humana entienda bien a la realidad, en el caso de que se lo logre.

A este análisis le falta por lo menos la parte del islamismo y del África subsahariana, de un liberalismo más atrasado, más con formas arcaicas pero sin algunas de las grandes aberraciones de las civilizaciones imperantes. También hay que entender a los asesinatos gubernamentales como parte necesaria para la ejecución de los emprendimientos capitalistas, que son los de las grandes inversiones. La presidencia puede atenuar o extremar la acumulación de capitales, pero no puede eliminarla porque debe someterse a la constitución. Entonces, la reforma constitucional será necesaria, cosa que depende de que la sociedad entienda bien al problema.

El comunismo gobernante hoy en día está en una posición falsa, como una forma política inicial, de capitalismo alterno y gobierno centralizado, por lo que es un modo negativo del comunismo, no muy distinto del capitalismo principal, lo que a la socialdemocracia le pasa distinto y que persistiría hasta que el conjunto de las naciones concretara un modo en que se socializaran relativamente las empresas y el gobierno, que además tendría que ser bueno, algo que ya dependería de otras cuestiones.

La crítica a los crímenes gubernamentales tiene que estar bien proporcionada, porque si no se torna algo injusta, lo que no le resta del todo su valor.