Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 31 de marzo de 2019

Del buen orden social

La de "prarquía social" sería la buena expresión para designar al buen orden social. La doctrina vendría a llamarse "socioprarquía", que es la socialista, de manera algo conciente y algo inconciente. El socialismo suele ser partidario del buen orden social, aunque no siempre lo concretara, de igual modo que el liberalismo puede aspirar a alcanzarlo sin conseguirlo porque su idea de lo justo sigue preceptos jerárquicos, que son contrarios a la igualdad relativa entre otros temas. El socialismo podría concretarlo, pero eso depende de la sociedad entera, ya que nuestro orden social se compone de los actos y de cada cual de sus miembros, así como de la materia no humana de la que se apropia. Cabe decir que el orden actual es parcial, por ser algo desordenado, como mal hecho en cosas. Es un orden crítico que opera de facto, con potencias principales, secundarias y terciarias que responden a sus ideologías, compuestas a lo largo de la historia, y demás.

La división entre ricos y pobres es propia de la jerarquía, porque ésta verticaliza a la sociedad. El orden sagrado tiene relación directa con la división de la sociedad en clases, dada por la tenencia de bienes comerciables, de simples a compuestos y con niveles internos. La jerarquía consagra un orden que prioriza a un grupo selecto, al que supone como partícipe verdadero del culto, cuyos patrones se plasmaron en la ley, generando consecuencias imprevistas que hacen a la crisis política y económica, que no permea tanto a la religión, sucediéndose respuestas mayores entre de genocidio humano macro, como las de la guerra y las políticas miserables, hasta de moderación no socialista, y pre-socialista, que no asumieron todavía, o lo hicieron poco, que el socialismo es necesario para la buena resolución de la crisis de nuestra especie, menos aún la necesidad del comunismo y algo más la de la ecología. El cuestionamiento al teísmo es poco reconocido en el liberalismo teísta moderno. Es lógico que los partidos políticos teístas adhieran a sistemas jerárquicos, ya que ellos mismos son fieles, así como que la ley predominante lo sea, porque ella misma es de doctrina confesional, desde su origen y con las modificaciones que se le dieran durante su evolución. La ley comunista intenta ser verdadera, pero como el comunismo no es hegemónico no puede cumplir su objetivo, aparte de que dista de ser excelente. En el centro esto se repite entre el progresismo liberal y el socialismo teísta, de entre el centroderecha y la centroizquierda, como modos políticos de ciencia moderada de la más fiadora, y la socialdemocracia atea, más propensa al cientificismo, pero también algo aparente, así como la derecha tiene algo de buena razón.

Otra manera de mencionar al buen orden común es la de "coprarquía".