Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 20 de marzo de 2019

De lo corporal del pensamiento

El pensamiento sucede en la cabeza, la sede de la mente, pero es de todo el cuerpo, ya que su materia son las sensaciones, que se dan en todo el cuerpo. El cuerpo animal piensa en la cabeza. El pensamiento suele ser lo que se siente en el cerebro, es decir, que es una sensación, pero una en particular, compuesta de ideas, bastante formadas según el lenguaje y la vista, pero también con el gusto, el olfato y el tacto, al igual que con los métodos comunicativos complementarios y sucesores al habla. Hay una idea extendida en cierto romanticismo que opone la lógica a las emociones, como si la lógica no pudiera ser bien emotiva nunca, lo que sucede porque la razón predominante es castigadora, ya que se da por la fe clerical, muy represora en materia de placeres: los permite en forma austera, algo más abierta luego del mayo francés pero todavía no bien predispuesta para el establecimiento de maridajes polígamos, omitidos en las leyes estatales. Aún así, no toda la lógica es de derecha, y sería posible una de izquierda suficiente, que no existe bien compuesta sino que se da más como conjunto de retazos distantes, dispersos y algo escasos, como construcciones precarias, a las que no se hubo terminado, que coexisten con nuestra brutalidad: sería una lógica más coherente con la realidad y con nuestros sentimientos, que le son ínsitos, a los que habría que ordenar bien porque no siempre son buenos. Tampoco es cosa de hacer una apología absoluta de los instintos primarios, pero aquello, sin la socialización económica y política, no podría tener buen éxito social.

La lógica materialista tiene que partir, como una de sus bases, de la admisión social de los sentimientos humanos, cuya represión es causa de pena y que son bastante prohibidos cuando se oponen a las doctrinas principales, muy plasmadas en la ley y en el sentido común. La admisión de los sentimientos no debiera implicar la obligación de obedecerles, porque los sentimientos pueden ser malos, o seguirlos hacer mal. Es necesaria para procesar los asuntos, pero no suficiente de por sí. La lógica es imprescindible para la conversación sobre los propios sentimientos, por lo que hará falta para la emancipación, ya que ésta requiere que la gente se entienda, piense y comunique bien. Sentirse bien depende también de cómo se piense.