Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 24 de noviembre de 2019

De las estrategias perdedoras de la izquierda

Las distintas líneas de la izquierda, desde las socialdemócratas a las anarquistas, tienen estrategias distintas que se frustran entre sí. Los partidos de izquierda se pelean hasta muy mal, lo que impide componer grandes cuerpos políticos socialistas, quedando las organizaciones quebradas y dispersas, y con el pueblo errático y confuso. El anarquismo busca la destrucción de la humanidad como salida a la crisis, mientras que el comunismo leninista insiste con el modelo chino, el trostkismo con la insurrección con elecciones y el bernsteinismo con los frentes de centro, no exentos de protestas callejeras. Todas las líneas tienen los partidos infiltrados por la policía secreta, sin que los partidos lo admitan en su discurso público, ni reclamen atención social para resolver el punto. La humanidad sigue creciendo y explota cada día peor, en gran parte gracias al bloque maoísta, mientras que el proletariado o es pasivo o se politiza, en su mayoría, con variantes entre la derecha conservadora y el progresismo moderado, y hasta con medianías de ultraderecha, como el evangelismo, recrudecidas por el auge del ajuste, en que se exacerba la aspereza de la vida. La ultraderecha obtuvo muchos más votos que el trotskismo, lo que da cuenta de la perdición proletaria, pero la socialdemocracia, que gobernó varias veces, no pudo terminar al capital. Para hacerlo es necesario, aunque no alcance, reformar bien la ley suprema. Una ley suprema socialista podría abrir un período de reformas socialistas, las de la socialización mayor de los capitales, pero, al iniciarse, habría socializado pocos, y se le puede interrumpir las reformas, por medio de la guerra, así como quebrarle la ley, con cambios de gobierno electorales y de golpes militares. Las reformas progresistas fueron interrumpidas tanto en Libia como en Irak, Siria, Cuba, Nicaragua y Venezuela, países que o fueron destruidos por la guerra luego de tener gobiernos del socialismo árabe, de carácter islámico moderado, o bloqueados y asediados por el imperialismo occidental, el estadounidense y europeo. En otros casos el reformismo se revirtió, cuando se impusieron modelos conservadores, retrógradas y reaccionarios. Los gobiernos reformistas también tienen sus propias perversiones, derivadas en parte de sus propios errores y en parte de los ajenos, muchos de los cuales provienen de la base social, que les influye por vías directas e indirectas. En particular, arrastran el problema de que se trata de gobiernos privados, bastante separados de sus pueblos, lo que responde a la lógica jerárquica predominante en la sociedad.

Para iniciar una fase de transformación social intensa las líneas socialistas tienen que componerse bien entre sí. De otro modo es imposible, y los puntos de discordia son muchos e insalvables. Hasta tanto no se podrá aspirar a más que sobrevivir, lo que es bastante conservador, avanza poco y mantiene a mucho de lo malo vigente, y habrá riesgo de derechización hasta la ultra, porque la fetichización implica una irracionalidad social muy grande, que combinada a los credos teístas más duros y a las miserias de la crisis da una serie de broncas y fracasos que pueden llegar a que se pregone una política de exterminio, muy abocada a los falsos culpables dada la comprensión mitológica de las cosas, que en la izquierda se repite sobre todo en el anarquismo, y menos en el trostskismo, porque además de ser radicales están muy infiltrados, habiendo muy poca conciencia social de la infiltración que tuvo y tiene el socialismo, por lo que no se la puede abordar bien. El anarquismo declama la extinción humana pero no la ejerce de manifiesto, sino de modo latente. La ultraderecha y la derecha extrema la pueden concretar, o pueden hacer masacres mundiales, y el centro y la izquierda también tienen armas nucleares, de mortandad macrosocial. La desmoralización partidaria es un síntoma de infiltración, aunque sea un hecho más complejo.