Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 29 de noviembre de 2019

De que el sistema manda en falso

Como el sistema social humano es de fe, el orden que dispone es falso, se lo mantiene decaído, ya que al entender mal la realidad se ordena mal el comportamiento colectivo. El liberalismo manda de facto cuando no puede de derecho, es decir, que su apego al derecho es algo aparente. Si lo tiene que dejar, lo deja, esto es, que exige que se lo obedezca con mala moral, que depende de cómo se piense a la realidad teológica porque la teología define a la ciencia dominante, que es la de la ley del estado y la de la moral prevaleciente en las instituciones, ninguna exenta de contradicciones y conflictos. La ley estatal es heterogénea pero capitalista, partidaria de una captura de dinero mal medida, práctica antecedida por la caza. Su fetichismo se enraiza en ella, que es el de los animales cornudos que fueran cazados, a los que antes de la invención de la lanza los mónidos no los vencían casi nunca, o era muy difícil, así como muchos murieron ante felinos, de garras y dientes filosos. El fetichismo primitivo tuvo eso de inventar cuentos para explicarse el mundo, con esas ideas de que las almas pasaban del ser fagocitado al engulliente, y muchos otros mitos del animismo primitivo, orientados por una fe más simple pero también compuesta en relatos extensos, más como los de las canciones. En ese entonces, el mundo humano tuvo su unidad, ya que existió siendo uno. La humanidad existió como contemporánea aunque no tuviera conciencia completa de su ser como un todo, ya que pocas veces se pudo reflexionar al respecto. Tuvo el fetichismo de las brasas y brujos, que manejaban el fuego, después con tridente metálico, una lanza perfeccionada, y clanes patriarcales, que empezaron a establecer las clases de mando y obediencia, registradas como de viejos y jóvenes por eso de que el pueblo eran los púberes. A partir de la invención de las armas este fetichismo se jerarquizó con jefatura social más diferenciada, una en la que las autoridades se erigieron sobre la mayoría con el uso de las armas de piedra afilada. Antes fueron a los piedrazos limpios, también mortales, y hubo la fe, ya que se decidió según pareceres, lo que es normal entre los seres vivientes, con los males y bienes que eso tuviera, pero la invención del culto mítico de leyendas largas a los dioses no existió desde las primeras tientas más que como percepción estelar, con una comprensión breve y simple, desde el momento en que se generaron las primeras células vegetales a sus pocos millones de años y distinguiente de la oscuridad nocturna y la luz del día. Ahora el entendimiento tiene como 1900 millones y percibe muchas más cosas, al haberse ampliado la capacidad crítica, la humana en particular. Al principio se sintió al sol y a la noche, entre las otras cosas primarias, como el agua y los alimentos. Hubo ese culto, uno de sensación, el de sentir la luz, que es una creación psíquica, en la que los fotones entran al cuerpo vivo y hacen cosas al interactuar en él, como las imágenes de la vista, o el calor, una sensación táctil creada a partir de la recepción de fotones. Entonces, desde el inicio de la vida terráquea pasaron muchos miles de millones de años, como mil 900, hasta que se pronunciara la palabra "dios", que puede que sea del neolítico, o de la última etapa primitiva, muy recientes en la historia humana. Antes se habrá hablado del "día", algo más fácil de pronunciar. Después, se lo separó del sol para deificar positivamente a los patriarcas, que se llamaron divinos en civilizaciones que manejaron la agricultura, muy dependiente del agua y del sol, y muy instaladas en las cuencas de los ríos, así como hoy se hace la divinización personal. La humanización del endiosamiento que se hizo en la edad antigua persistió socializada por toda la comunidad humana, ya que el sol le dio a toda la humanidad, permaneciendo como la divinización de las personas, cuando a la gente se la trata de divina, sea en sus buenas y en sus malas formas y sin que al tema se lo entienda como solar casi nunca. En el sentido de ser asoleados, todos los seres somos divinos desde la aparición de la primer estrella. Luego se pensó que dios no residía en el sol, sino por fuera del universo, lo que se habrá discutido en las universidades de la baja edad media, un debate teológico entre paganos y abrahámicos que antecedió al capitalismo moderno y que, si no se diera así, debe haberse dado en las iglesias, ya que de algún modo al tema pasó a entendérselo como ahora. Ya desde el inicio de la vida la luz de las estrellas, entre las cuales el sol, llegó a la Tierra, por lo que los primeros vegetales recibieron su materia, distinguiéndose el día de la noche por la diferencia de luz recibida desde el sol y las demás estrellas. Como 1500 millones de años después, hace cerca de 450 millones, se inició el mundo animal, quizás emanado o no del vegetal, con células animales ínfimas, pero mucho más grandes que las primeras vegetales, y que fueron herbívoras antes que carnívoras, las cuales se complejizaron y crecieron hasta componer peces pequeños, luego medianos y grandes, todos con subgrupos omnívoros, al final mientras que se creaban los anfibios, surgidos hace cerca de 320 millones, de los primeros habitantes terrestres, y los primeros animales, anteriores a los insectos -las plantas ya habían colonizado la superficie-, animales que más de 120 millones de años después llegaron a tener el tamaño de los grandes dinosaurios, que fueron como reptiles gigantes, lagartos terribles según su definición etimológica, por comerse a nuestros antepasados menos lejanos, aunque en verdad tanto los primates grandes del mesozoico como los dinosaurios provinieron de un nicho genético común, el de los reptiles chicos, antecesores de ratas y de monos, devenido de peces, el que también generó a los pájaros. Por medio de recibir la luz solar, el agua y la tierra, lo cual combinado a la ingesta de materia viviente, a la micción, a la defecación, al sexo y la reproducción, siguió la vida entonces, y hubo las fonaciones, desde las del sonar acuático, antes sin cuerdas vocales y de recepción táctil en vez que auditiva, que fueron de cuerda desde que se crearan las cuerdas vocales, derivadas de los sistemas fonatorios anteriores, de cajas laríngeas sin cuerdas y ya presentes en roedores, de los que derivan varios troncos de la evolución animal, no sólo el humano sino quizás el de chanchos y perros, u otros mamíferos que se les parecen, como los gatos, todos los cuales tienen cuerdas vocales, por lo que su voz es tímbrica, de vibraciones finas que pasan por el aire y que atraviesan menos a los cuerpos líquidos y sólidos, como los de agua, tierra y madera. Los sapos deben anteceder a las ratas, ya que se les asemejan mucho y son más chicos, y a su vez vienen de reptiles, así como éstos de los peces.

Con la invención de la metalurgia las armas se perfeccionaron, haciéndose los filos de metal, mejores que los de piedra, pero así también más peligrosos, iniciándose los cortes de carnicería y los atentados a cuchillo, que se complejizarían en espadas antes del descubrimiento de la pólvora y que fueron acompañados por las guerras con lanzas y flechas de puntas de piedra, las de los más perdedores ante esta nueva técnica. Con la modernidad, que fuera y es de ley fiel, la complejización bélica aumentó a la potencia, con varios saltos cualitativos de acuerdo a la tecnología usada, llendo de la pólvora a las armas químicas hurticantes, combinándose con las nucleares, el perdiodismo y la manipulación de la opinión pública, con estrategias diplomáticas para los enfrentamientos en los congresos internacionales y demás. En ello es causa el materialismo teísta, que es el que tuvo todo el mando social hasta la comuna de París, el primer gobierno que aceptó al ateísmo, de un teísmo confuso tolerante con el ateísmo, comuna que duró poco hasta recrearse en Rusia, a partir de cuando se iniciara un período de crecimiento quebrantado de los gobiernos ateos, que se muestran impotentes para resolver bien la crisis, cosa que se explica porque su buena resolución necesita de la debida buena razón comunal, de la que se dista mucho, ya que ésta debe ser tenida, más o menos, por toda la sociedad, y aún así sería imperfecta. Aparte, está el tema de que el ateísmo también es errático, porque es una creencia. Aunque sea más verdadera, no enseña bien qué hacer con los pareceres, lo que falsea la práctica social.

Algo por fuera de lo que entendemos por universo tiene que haber, así como se descubrió lo externo a la Vía Láctea, pero de ahí a atribuirle lo que dicen las escrituras teológicas hay un trecho. Es de existencia hipotética, e importa mucho por su influencia en la ley establecida en las instituciones de los estados, que es la que regula al capital, aunque éste no siempre la cumpla. El capital cumple la ley en parte y en apariencia, a veces la cumple y otras la viola haciendo como que la cumple, e intenta disimular esa transgresión con bastante éxito, porque se propone una ley incumplible, basada en preceptos erráticos, que llevan a construcciones sociales aberrantes, como las llamadas maravillas del mundo antiguo, cuya construcción a tanta gente habrá roto, la gran mayoría esclavos, que existen haciendo mal y decayendo, duras de mantener, y las peores muy lesivas, y contiguas a las medianas, que tienen daños graves, a lo que aportan las fatalidades menores, dando que, en conjunto, la práctica humana, así como es celebrable, es muy reprobable por ser muy bruta.

Los datos temporales sobre la evolución de las especies vivientes son del cuadro de historia geológica y biológica del Atlas histórico mundial de Hermann Kinder, Werner Hilgemann y Manfred Hergt.