Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Los infiltrados y la justicia

El liberalismo dice defender la justicia, pero a los opositores les mete infiltrados. También se infiltra hacia dentro suyo, ya que los partidos liberales alternativos a los más oligárquicos, los más populares y proteccionistas, también están infltrados, o por lo menos tienen infiltradas algunas de sus organizaciones de base. Mientras que exista una policía secreta que trabaje para mantener un orden jerárquico, en el que mujeres y hombres somos tan desiguales entre nosotros en cuestiones que no deben serlo, no habrá sistema justo. El tema de la infiltración deberá ser puesto entre las prioridades de denuncia y reivindicación de los partidos y movimientos populares, ya que la infiltración es una acción militar, en la que miembros del ejército se insertan en las organizaciones y ejecutan toda una serie de maniobras boicoteantes, hasta de las más sofisticadas, con una preparación muy superior a la de los luchadores de abajo, lo que tiene consecuencias muy severas para los militantes y para la concreción de nuestras aspiraciones políticas. En las manifestaciones esto es patente: los agentes se meten a provocar disturbios que justifican la represión y después la prensa liberal las condena por violentas, una cuestión que se tornó repetitiva porque gran parte de la sociedad cae ante esta operación y le cree a los periodistas de derecha, sin notar el engaño, pero el daño que se le hace a los partidos y movimientos, en su faceta no manifestante, es equiparable con aquél, ya que les roban información, fichan a sus miembros en las oficinas policiales, piensan estrategias de intervención y las implementan, pervirtiéndoles con éxito las relaciones internas y externas, sin que se sepa bien qué distorsión ideológica llevaron a cabo, con las consecuencias severas que eso tiene entre los luchadores y para aquéllos a quienes éstos buscan beneficiar.

Siendo un tema tan fácil de exponer a la luz pública, es un error muy grave que se lo tenga solapado, además porque su admisión social le sumaría adeptos a la izquierda, ya que desnudaría esta trampa de la derecha, e incluso, aunque se hiciera contra regímenes socialistas, sería justa también y permitiría corregirlos. La exposición y debate públicos de la operatoria de las agencias de inteligencia deberá ser un tema explícito en la agenda reivindicativa del progresismo, tanto del menor como del mayor.

La policía secreta de los estados más fieles es liberal, con preponderancia del liberalismo privado sobre el público, con el socialismo y la clase obrera sometidas. Las instituciones de la policía secreta contratan empleados, tienen de a miles de miembros, que trabajan para ellas todos los días, con presupuesto del gobierno, en una función permanente y muy pertrechada, con áreas de trabajo constante. En el socialismo hay policía política, según la cual se censura a la población desde la moral oficial, que es la del socialismo ateo, pero ésta existe bajo el imperio capitalista deificador, ya que cerca del 80% cree en algún o algunos dioses, más los espirituales, que no creen en los dioses pero sí en los espíritus, sin reconocer lo débil del argumento, ya que los espíritus son como los dioses, son difíciles de sostener, hay que exaltarlos, decirlos, expresarse en favor suyo, sin que quede un dejo de duda alrededor, porque no se los justificó bien. Elevarlos a creencia le pone un toque de falsedad a la historia, ya que está mal creer en algo sin las pruebas suficientes, así como profesar mal, lo que se hace mucho porque las profesiones son bastante creyentes, ya que existe la prevalencia de las concepciones de fe. Entre eso y los mandos institucionales se le pone un corset a la expresión de la verdad, un sesgo epistemológico que atraviesa a la sociedad adoptando muchas formas compuestas, correlativo al de la lucha de clases. El proletariado es más verdadero, aunque exista falso, y el empresariado más falso, también algo verdadero, con su falsedad inscrita en la ley.