Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 5 de noviembre de 2019

Sobre la faceta autodestructiva del capitalismo vigente

Este capitalismo, o sea, el modo actual de capturar las propiedades, con el salariazgo de eje remunerativo, niega cuestiones importantes sobre la realidad, en particular la de la naturaleza humana, por lo que dispone y se ordena algo mal, causando así una pesadumbre que apena hasta a los fieles conservadores, que son partidarios y de los más ganadores del sistema vigente. La negación de los aspectos de la realidad que no comulgan con los cánones sagrados, extendidos en la inteligencia social exterior a la de las iglesias, en ello en la ley escrita, la ciencia del derecho y la prensa, es un rasgo frecuente de las ideologías clericales, lo que en el ateísmo se replica en los dogmas, a veces tenidos por verdades absolutas sin que lo sean, otras despreciados aunque sean verdaderos y unas terceras bien reconocidos, como acaso le pasa a las ideas ciertas de la ciencia fiel. Sea el sistema que sea, mientras que no asuma bien la realidad y actúe bien en consecuencia causará males evitables, que harán sufrir a la especie, por lo que se exigirá su supresión, e incluso habiéndola asumido los causaría, ya que la práctica congruente con ello no sería buena del todo, pero lo haría menos: sería más buena y menos mala. Para que la humanidad sea excelente falta mucha asunción social acerca de la historia, mucha verdad científica, explayada por toda la sociedad, con su puesta en práctica abierta, en las instituciones y demás ámbitos.

La mala negación de la realidad exacerba las tendencias suicidas de las personas. Al frustrarse mucho y recibir traumas la gente, se corrompen el sistema nervioso, padeciente de enfermedades, y los buenos deseos, que son tanto ideas, es decir, sentimientos pensados, como creaciones neuronales, dependientes del cuerpo que las rodea, y, al combinarse eso con las perversiones, asentadas en la memoria, esto es, en una parte del cerebro, que alientan la acometida de maldades, se crea la malignidad social, generadora de malas intenciones y de mala voluntad, de las sensaciones e intereses que llevan a las peleas a muerte, que en escala macrosocial son las guerras pero que tienen muchas otras formas de concretarse, presentes de manera moderada en el empresariado, aunque tal moderación tampoco sea ininterrumpida, sino parcial, algo simulada, descarada a veces y hasta del todo corrupta en los peores momentos de los grandes negocios. La mala voluntad, que es mortificante, responde en parte a las malas ideas, aunque también a los traumas padecidos a lo largo de la vida que no provienen directo desde ellas. Las ideas, que son cosas que pueden representar a otras, pueden hacer tanto mal como bien.

Como el capitalismo es algo autodestructivo, progresa dañándose, de forma análoga al crecimiento de los sacerdotes que envejecieron lacerándose la espalda con los látigos cortos, cosa que aprendieron del esclavismo, persiguiendo la idea de que infringirse dolores a sí mismos era bueno para su propia alma y para sus prójimos, lógica que de diferentes modos se repite en las otras instancias de la sociedad. Hay una relación íntima entre la explotación y el sacrificio, que se funda tanto en nuestras equivocaciones al entender el mundo como en el mal orden dispuesto con ellas. El sacrificio es un subtipo de explotación, una explotación de ofrenda teísta, que en el trabajo existe con esa idea de que hay que trabajar como dios manda para salvar el alma del infierno y lograr su ascenso al paraíso, cosa que aplica también para los deberes familiares, matrimoniales, paternos, cívicos y así. Es que la ley tiene un sentido moral que le viene de los credos, incluso los ateos, cuyas policías también responden a la ley, aunque de modo contradictorio. Entonces, el ateísmo también tiene un problema severo con sus ideas equivocadas, que es imposible no tenerlas porque la ideación es comunal, se la realiza con influencias recíprocas que atraviesan a la sociedad entera, con muchos debates y versiones.