Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 17 de enero de 2020

Del sacrificio y los asesinatos innecesarios

Desde que el hombre hiciera los filos de piedra se cazó mucho a los otros animales, a algunos de los cuales se ofrendara a los dioses en falso. Según el monoteísmo vigente, el animismo primitivo fue un misticismo equivocado, lo que es verdad, pero no por las razones que diera. La nueva técnica se naturalizó durante milenios, durante los cuales degollar animales se volvió una costumbre, primero para alimentarse y vestirse y después para la adoración de los dioses de la naturaleza, con cultos diáfanos y oscuros, como el vudú, sujetos a las peripecias de la historia. Los sacrificios se hicieron durante los rituales en que se les pedían favores, o consultaban, o se les cantaba, u otras invocaciones de esas. Durante la edad de piedra se inició un período híperprolongado de muchos asesinatos vanos, que los debió haber menos antes del uso del fuego, en la etapa primate previa a la humana, ya que los hay en muchas especies, aunque en cantidad menor dada su inferioridad para pelear. El orden jerárquico ya tiene el telar para la urdimbre y los arcos flechados, así como los degollamientos supérfluos de animales, lo que a ellos mismos y a sus seres amados les causó un repudio hacia nosotros que todavía persiste, y muy multiplicado por el dominio humano, luego reproducido en las clases sociales ya asentadas a partir de la metalurgia, que separó a los jerarcas de los pueblos con las armas forjadas, surgiendo los primeros reyes ungidos con objetos de metal fundido a los que se les atribuyera un significado distintivo y sacerdotal, cosa que después se complejizó, durante el desarrollo de los imperios antiguos, mucho más simples que los actuales, de gobiernos tripartitos, con la división política entre gobernantes y gobernados mediada por muchos más productos, como la policía y el ejército, primero de armas metálicas con pólvora antes de su gran sofisticación posterior.