Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 31 de enero de 2020

Acerca del "coproteísmo"

El tema de los dioses tiene que ser bien resuelto por toda la humanidad. Eso es necesario para que se ordene bien la convivencia de la especie. Para ello, en primer lugar, habría que definir bien su etimología. Luego, se tendría que ver cuáles de los significados que se les atribuyen a las palabras que los nombran se corresponden bien con ellas, y cuáles no, es decir, si los significantes van bien o no con los significados. Además, una vez establecido lo suficiente la forma y el sentido del término "dios", se lo debería socializar bien, cuestión que se daría a la par que las demás discusiones científicas, que tienen consecuencias en la ley y en la práctica diaria de la gente. Como la existencia es conjunta, nos juzgamos la conducta siguiendo nuestras concepciones de la realidad, que tienen su apartado sobre el deber ser. El "coproteísmo" es una postura respecto de los dioses que demanda la asunción social y verdadera en materia divina, cosa que debe ser porque la calidad de nuestra existencia depende del entendimiento de la realidad que tengamos. Como a los dioses se los tiene como creadores del universo, la ciencia que cree en ellos los supone como fundamento de la realidad mundial, con las consecuencias que eso tiene en los estados y las instituciones. Si se los toma como ciertos, el sistema explicativo que se les deriva tiene que corresponderse coherentemente con ellos, de cuyas características no podemos averiguar, por lo que se las estableció en base a la idea de la revelación divina, que se supone se le diera a unos pocos sacerdotes, pero después, a eso, no se le dio una buena demostración societal, lo que es una condición para la honradez de la ciencia, no obstante lo cual se procedió como si la comprobación hubiera sido suficiente, poniendo a la doctrina en la ley suprema, de modo tal que guía al comportamiento comunitario arrastrando las fallas derivadas de esa lógica, que apesadumbrarán a la gente y lastimarán a la naturaleza hasta que la sociedad haya hecho la admisión que debe.