Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 22 de enero de 2020

La clase empresaria y la jefatura

Dicho que los asalariados son empendedores simples, aunque no tanto como los indigentes, se llama empresarios a los dueños de medios productivos agregados a la capacidad de trabajar, como lo son los conocimientos extras y los instrumentos de trabajo agarrables, antes que los medios mayores, como los de transporte y las instalaciones. El denominado empresariado, que va de la clase media alta para arriba, ejerce un mando social general, en parte superior al del pueblo, con el que se intersecta, que tiene un poder de mando secundario respecto al elitista y que se diferencia hacia adentro entre el obrero y el del empresariado medio, en un esquema de clases que cuenta con una estabilidad exceptuable y cuya seguridad no está del todo garantizada. Aquélla es la clase de los jefes mayores, a su vez intraestratificada, que se compone del empresariado privado, el titular de las empresas privadas, y del público, que es el que maneja a las empresas estatales, cuyos cargos y políticas suelen ser muy rotativos, por lo que sujetan a sus empleados a cambios estructurales frecuentes. Con el sistema salarial de por medio, este empresariado se enriquece de sobra, así como el pueblo lo hace de manera justa en parte de la clase media y escasa de ahí para abajo, cosa que se combina con la calidad de la apropiación, atravesada por las calamidades de la historia. El capital sobreacumulante, entonces, es mixto, tanto gobernante como privado, y un poco cooperativo, y no está mal que lo sea según cómo se componga la interrelación entre los tres, cosa que depende, entre otras, de la razón social y de la ley. Mientras que acumule mal, estará mal, o sea, que tiene que corregirse lo suficiente, lo cual depende de que la clase sub-acumulante alcance un nivel normal, pero asimismo que la normalidad sea buena, para lo que la conciencia societal debe ser tan verdadera como se debe.