Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 29 de enero de 2020

Tipos de ajuste

Un ajuste es un modo cortante. Ajustar es ordenar las cosas, es decir, que los ajustes no siempre empobrecen al pueblo. Los ajustes del estado benefactor también fueron ajustes, y enriquecieron a los pueblos, pero en el marco del capitalismo de reglas sagradas. Por un lado, está la tenencia de propiedades, a las que el pueblo puede acceder más o menos según la política del gobierno, y de diferentes formas, ya que las políticas progresistas distribuyen las riquezas por segmento social, atendiendo sobre todo a las urgencias y prioridades inmediatas, que son las de los más pobres. El ajuste más conocido es el que le quita recursos al pueblo para dárselos al mayor capital privado. Su reverso es el ajuste progresivo, que, cuando es derrotado, puede disminuir la cantidad de producto detentada por el pueblo, pero con una reversión contrapesada, menor de lo que sería si los conservadores tuvieran la presidencia. El ajuste actual del FMI acepta las políticas públicas para contener las protestas, por lo que enfoca el grueso de la quita de recursos en la clase media y en lo bajo de la alta, que es de donde puede obtener más y sin tantas objeciones.

El ajuste conservador es antipopular y elitista, pero puede ser efectuado por populismos de derecha, como lo fuera el menemismo, que traicionan al pueblo a la vez que lo declaman.

El ajuste progresista es populista y sobre todo plebeyo. Cuando es socialista, su populismo es, en primer lugar, obrero, antes que partidario del empresariado medio, y también antes que del alto, pero igual se somete a la ley liberal, que lo supera, la constitucional, que es del gran capital, por lo que conlleva a la traición. En general incrementa el ingreso popular, y puede llegar a reducirlo, si es muy derrotado por el capital dominante, que goza de un apoyo popular intermedio relativamente estable, pero incluso entonces la pérdida que opera suele ser menor de la que habría con gobiernos de derecha, dependiendo de la calidad de la derrota.

La plusvalorización de los dueños de las empresas está garantizada por el constitucionalismo burgués, que legaliza tanto al salariazgo como a la usura irrestricta, por lo que aquélla se dará, sin importar qué gobierno haya, mientras que éste rija, aunque de maneras diferentes, que son importantes para la salud proletaria. Para una transformación superior los asalariados tienen que tener la conciencia suficiente, ya que su política marca los tiempos macro de la evolución histórica.

Además de la cantidad de bienes, medida en pesos, la crítica del ajuste tiene que dar cuenta del tipo de sociedad de que se trate, con sus sistemas políticos, estructuras familiares, leyes hereditarias y demás asuntos, que hacen a cómo se vive el orden social.