Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 7 de abril de 2018

La carita feliz de la feria en el congreso federal argentino

Algo de lo que no dieron cuenta los análisis periodísticos que miré sobre la nota de la comparecencia del ministro argentino de Finanzas, Luis Caputo, ante una comisión bicameral, relativa a sus cuentas secretas y al endeudamiento del gobierno al que pertenece, es que la carita feliz que le dibujó a la diputada Cerruti era la de los carteles de la feria de canje de ropa por alimentos que hicieron unos pobres en la plaza del congreso a la par del interrogatorio. Le hizo una remisión provocativa, con una burla al sufrimiento de los pobres, que la sacó de quicio, con lo que se levantó la sesión en un griterío de parlamentarios. En lo que se acercó a la verdad el ministro es en que está como muerto, porque se lo hubo descubierto en público, en falta social flagrante. El macrismo gobierna desde entonces con su falsedad más expuesta, no obstante lo cual puede persistir enaltecido por mucho tiempo, e incluso retomar el mando luego de perderlo de nuevo. El macrismo es el privatismo argentino de ahora, que tiene una historia desde que se fundara el país y que viene de la de antes, la de la colonia, la de Europa y la de América, que asimismo es internacional. La privatización es trasnacional porque el capitalismo lo es, y es ejercida por las oligarquías de los países, porque la aristocracia es muy estricta, de castidad religiosa refinada.

El privatismo es promotor de la degradación social porque el fideísmo aniquila moralmente a las personas, sobre todo cuando se da en ambientes apartados, y el imperialista, que es el capitalista principal, tiene una quebradura moral tan fuerte que llega a colmar la crueldad, la avaricia, el disfrute del enaltecimiento social a costa ajena, la exhibición de la violencia más perversa con fines de goce político, el uso de la guerra como medio de reactivación económica y así. Para definir la capitalidad del empresariado medio y bajo habría que hacer una tabla de capitalización social, medida en abstracto, en dólares anuales, una medida algo equivocada pero aproximativa, lo que facilitaría decidir bien la cuestión. La gran propiedad privada de los medios de la producción de la práctica histórica no debe existir, pero operar el tema agrediendo mal al empresariado tampoco lo resuelve bien. La cientificidad del socialismo científico requiere que el empresariado sea bien analizado, incluso el más capitalista, porque, si no, no se puede operar bien al asunto. Debe ser una crítica transclasista bien compuesta.